Cuando el presente comentario se encuentre en sus manos, posiblemente ya se conocerán buena parte de los resultados inherentes al proceso eleccionario del día de ayer, resultados que, si bien no tendrán aún el carácter de definitivos, a lo mejor nos permitan, gracias a las proyecciones estadísticas, vislumbrar el apoyo o el rechazo finales, a las preguntas planteadas.
En caso de que haya triunfado el NO, pues al gobierno le cabe la responsabilidad de asumir la expresión de la voluntad popular en tal sentido, y deberá empezar con más ímpetu aún, a buscar otras alternativas legales que le permitan llevar a cabo sus planes, habida cuenta, por lo menos en lo que tiene que ver con el número de asambleístas y con lo del fondo partidario, que no son reformas que vayan a interferir con la marcha del país, sobre todo en el futuro inmediato. En lo que se refiere a una negativa para la convocatoria a una Asamblea Constituyente, está claro que las reformas constitucionales que quedarían en el tapete, pueden ser instrumentadas mediante otros mecanismos legales. Lo de las bases extranjeras si considero una pérdida importante en los empeños del país en su lucha contra la inseguridad y el narcotráfico.
En caso de que haya triunfado el SI, sería un grave error que el gobierno considere que es “su” triunfo, pues entre quienes apoyaron las respuestas positivas están aquellos que las apoyaron luego de un ejercicio razonado, sin que ello signifique un respaldo a las acciones gubernamentales. Están aquellos que simpatizan con el gobierno pero que no están del todo contentos con ciertos “bandazos”, demasiado visibles, como para que no haya las correcciones necesarias. Están aquellos que no simpatizan con el gobierno ni con algunas de sus acciones, pero que continúan apostando politicamente por el “mal menor”.
Y aún así, quedarían pendientes dos procesos eleccionarios más, para elegir asambleístas y para aprobar o desaprobar una nueva Constitución, en los cuales, la orfandad de argumentos y el engaño populista, lamentablemente, continuarán protagonizando nuestra siempre agitada y poco entretenida actividad electoral. (O)




