Perdedores, todos. Quienes pretendieron darle una lección de venganza a Daniel Noboa, en parte lo lograron. Pero no han alcanzado nada, más que sus propios arrepentimientos.
El correísmo coqueto, que no quiso decir de frente que esta convocatoria era su única esperanza, para tener una constituyente, aunque sea negociada con amenazas, a cambio de traerle con todas sus prebendas al inquilino de Bélgica, se esfumó. Era su único camino.
Las estrategias divisionistas con el odio detonante, como un bumerán cayeron en sus propias narices como una granada activada cerca de sus cuerpos.
Salieron estos oscuros actores de la RC. Mientras Aguinaga abrazaba a Lulú Tibán, en un sacrilegio político para el prófugo, Aquiles Álvarez le decía a Luisa que él siempre ha trabajado, por eso anda siempre bien bonito, mientras ella vive de la política, financiada desde quien sabe dónde. Consecuencia una división profunda en sus filas.
El día de la consulta, ellos bailaron a medio gas; los que sabían en verdad su pérdida se disfrazaron, y prefirieron mirar de lado. En enero harán sus piruetas para nombrar a alguien que les represente para ver entonces, cómo les va.
Para perder en la política se necesita madurez, porque el soberano se ha pronunciado con un voto en plancha dándole una oportunidad al gobierno a que emprenda correctivos. Ocurre en todas las democracias racionales, en las cuales se asimila con humildad, entendida como la consecuencia de un acto rechazado, el llamado para enmendar.
Sin duda, el gobierno de Daniel Noboa tiene un plan para dar un giro a la costumbre del día a día que estaba, como criterio personal, con todos sus defectos encarrilada pero quizás faltó más trabajo para socializar.
Una lección de comunicación política es clara; la gente que tiene varios temas oscuros se inclina primero por la duda y luego por el NO. Y entonces viene el planchazo pase lo que pase.
A pocas horas, como si sintieran ganadores de la consulta, empezaron a exigir barbaridades, como aquella de los de la RC que pedían entrar a la cárcel del Encuentro a visitar sus instalaciones y a sus amigos, como si se tratara de un paseo social o una gira escolar para conocer algún ícono. Bien el ministro Reimberg en ser enfático en sostener que este reclusorio es para pagar culpas y no un centro de diversiones.
En medio de los cambios ministeriales, celebramos el regreso de Juan Carlos Vega como ministro de agricultura, un hombre de orígenes académicas vinculado a la querida escuela Zamorana de Honduras, con una visión integral y bastos conocimiento de la economía pública; será un bastión de apoyo para el presidente.
Mientras escribía este artículo, me enteraba del nombramiento de Natali Morillo como ministra de gobierno, una dama conocedora del intríngulis público, que viene desde una escuela de comunicación política muy solvente. Para ganar confianza a quienes les corresponderá tomar la posta en este intermedio de cambio, los mejores deseos para que su gestión rectifique los errores propios del desgaste del poder. A lo mejor no están todos los que son, pero sin duda las lecciones se aprenden, por eso es meritoria la serenidad y decisión con la cual el presidente Noboa asumió su derrota. (O)




