Que el tiempo vuela no es un decir huero; que la vida sigue su ritmo, tampoco. Admiro con beneplácito los días que estamos viviendo luego del dieciséis de este mes. Percibo que un ambiente de reflexión y tranquilidad invade nuestras mentes. Quienes votamos todo SI en la Consulta popular no tenemos la cabeza gacha de perdedores, pero sí pensamos y reflexionamos sobre lo acontecido y, quienes votaron todo NO, tampoco han promovido reuniones y manifestaciones públicas para disfrutar de su triunfo. La votación del dieciséis no buscaba superioridades personales o individuales; buscaba, así lo interpreto, lo mejor para el Ecuador.
Paso, apreciados lectores de esta columna, a fundamentar aquello que acabo de afirmar porque es hora de frenar la difusión de declaraciones, proclamas y remitidos que no obedecen a la seriedad que debe revestir la majestad de la palabra oral o escrita y su consiguiente responsabilidad.
Vale recordar que “LA CALENTURA NO ESTÁ EN LAS SÁBANAS”, lo cual nos obligaba a buscar el origen de nuestros males, sus raíces y esencia. Si un cuerpo enfermo tiene temperatura alta no tienen la culpa las sábanas, porque son elementos externos y accidentales. La culpa de la fiebre está en el interior del cuerpo enfermo que a través de una temperatura alta nos revela que necesita atención.
Esta necesaria digresión nos conduce a la necesidad de buscar las verdaderas causas del malestar de nuestra sociedad. Los del sí y del no, somos parte de un mismo pueblo, besamos igual bandera y buscamos nuestro bienestar personal y social.
La reciente consulta, fallida en su intento, bien puede pasar a la historia si la convertimos en una ocasión de oro para repensar nuestras responsabilidades ciudadanas. Con este telón de fondo permítanme un pedido fácil de comprender y no tan fácil de hacerlo realidad.
-Abandonemos el cómodo diván de nuestro egocentrismo. Pensemos más allá del circulo intimo familiar y de nuestros amigos. Dejemos por unos instantes de pensar en nuestra agrupación política y en sus líderes. Pensemos en nuestra patria. En Ecuador que decimos amarlo y, sobre todo, pensemos en el mañana y en los años por llegar.
-Hagamos un pacto con el honor, con nuestros deberes ciudadanos, con quienes buscan el bienestar nacional.
-Analicemos nuestro reciente pasado. Si no juntamos fuerzas el odio y los desmanes terminarán con Ecuador, nuestra amada patria. (O)




