
Ana Belén Tulcanaza Prieto
Docente-investigadora, Universidad de Las Américas (UDLA)
La transformación digital del sistema financiero es una de las revoluciones más profundas del siglo XXI. Los pagos digitales, o transacciones electrónicas sin uso de efectivo, se han convertido en pilares de innovación, inclusión, equidad, y eficiencia. No obstante, en América Latina y el Caribe solo el 40% de los adultos ha realizado al menos una transacción digital.
El caso más emblemático es PIX en Brasil, implementado por el Banco Central en 2020, que en tres años superó los 160 millones de usuarios y más de 40 mil millones de operaciones, reduciendo costos y ampliando el acceso a los servicios financieros formales. Este modelo demuestra que una regulación proactiva y una infraestructura interoperable pueden democratizar las finanzas y dinamizar la economía.
Los pagos digitales no solo optimizan procesos, sino que también fortalecen la transparencia fiscal y la trazabilidad del dinero, ayudando a combatir la evasión y la corrupción. Su éxito depende de confianza, infraestructura, y educación financiera y digital; de lo contrario, la inclusión puede transformarse en exclusión. (O)


