Uno de los mecanismos de dominación más sofisticados es la colonialidad epistémica. Aníbal Quijano menciona en su tesis sobre la colonialidad del poder cómo, desde el inicio, el colonialismo establece dispositivos de conocimiento y percepción del mundo basados en una perspectiva totalmente eurocéntrica que favorecía las relaciones de dominación hacia los no europeos, como por ejemplo la idea de raza. En este proceso para Quijano se reprimieron las formas de producción de conocimiento de los colonizados, sus patrones de producción de sentidos, su universo simbólico, sus patrones de expresión y de objetivación de la subjetividad y se generaron nuevasperspectivas temporales de la historia y reubicaron a los pueblos colonizados, y a sus respectivas historias y culturas, en el pasado de una trayectoria histórica cuya culminación era Europa. La idea de raza se interiorizó en todos los que provenimos del trauma colonial en razón del color de nuestra piel, nos avergonzó de nuestro cuerpo y de nuestra vida. Nos hizo desear ser otros y dejar de ser nosotros mismos, nos colocó en la esquizofrenia del auto rechazo. También hizo imposible, por esa misma razón, que seamos capaces, no solo de conocer gracias a nuestras experiencias (que no son nuestras pues no tenemos cuerpo para experimentarlas), sino de sentir con nuestro cuerpo, que fue desplazado al campo de los objetos. Es obvio que un objeto solo tiene valor en cuanto puede ser usado, pero para nosotros que despreciamos nuestro cuerpo-objeto que nos es estructuralmente arrebatado, solo nos queda el alma, el territorio mismo de la colonialidad. Por eso, me parece, particularmente importante en nuestros contextos, negar el sentido de un alma enmarcada solamente en los significados cristianos, y recuperar y valorar el cuerpo, para volver a amar la vida, ypara emanciparnos. Todo ello constituye una perspectiva poscolonial.









