Dádivas

Pongo el foco en la época que estamos viviendo y la profundidad de su significado. Es el momento de regalos, aquellos pensados, otros apurados, los que son bien sentidos y unos tantos olvidados. Hay un rango monetario para cada adquisición, dependiendo de a quién se entrega, esa es la cuestión. Pero el obsequio principal, viene del origen de la celebración. Es una dádiva, especial, la principal. La misma, no es sometida a subasta, no tiene etiqueta con precio, ni prejuicio sobre su venta. Es un acto de bondad que podemos replicar, y digo replicar, porque el primer obsequio lo recibimos en aquella Natividad.

Las dádivas son regalos que se dan gratuitamente, es una acción de donación o entregas desinteresadas. Ahí está la clave, el desinterés. Debe ser una caridad que no es para el deleite propio o ajeno de quien nos observa, sino para la gloria del Creador, siendo el objetivo final, agradarle a Él. Por supuesto que hay una motivación moral y ética en una base de convivencia social para obrar de esta manera. Pero cuando se hace un transitar de bondad, guiado por la vida cristiana, esa finalidad queda de lado, para convertirse en un hábito, y más aún, en la gracia única e íntima para cada persona.  

La Navidad nos otorga una dádiva de luz, aquella que ha de regir nuestros corazones. Nos ilumina para recorrer el camino del bien, haciendo el bien. Hemos de evitar jactarnos de entregar luz plena de sabiduría a los demás, pues tenemos la responsabilidad de ampliar nuestra humildad en nuestras experiencias y creencias. Pero, sí es cierto que aquello que hacemos contagia a, e influye en, los demás. Vale reflexionar sobre qué entregamos al prójimo: la palabra que sana o hiere, el gesto que calma o irrita, el abrazo que reconforta, la mirada que asiente amor, el villancico que energiza al hogar.

Sinceramente espero todos encontremos esa partecita que motiva nuestra celebración navideña. Podemos proponernos entregar dádivas a quienes las necesitan, incluyendo lo material, está bien sosegar el hambre, abrigar el tiritar del indigente, darle espacio a la creatividad y el juego de un niño desprotegido. Y en su sigiloso corazón, puede entregar dádivas de perdón al imprudente, de reflexión para el amigo, de silencio a la tormenta, y de amor a quien, sin decirlo, lo pide a gritos. (O)

Lcda. Estefanía Chalco

Lcda. Estefanía Chalco

Magister en Gestión Cultural, Licenciada en Estudios Internacionales y Comercio Exterior. Ha ejercido funciones en el sector público y privado ante organismos internacionales. Gestora de proyectos sociales.
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