
El denizen se refiere a un habitante que reside en una determinada locación. Se opone a otro concepto, el de ciudadano o citizen, que cataloga a un individuo no solo como residente, sino como miembro legal de un Estado. Pero es interesante cómo el denizen entra a cuestionar el concepto de ciudadanía, si reconocemos que las actuales condiciones de la globalización amplían los fenómenos de movilidad humana, voluntaria (en cuanto derecho a la libre circulación) o involuntaria (como desplazamiento forzado) que impactan no solo en el mantenimiento de las fronteras, sino en las estructuras culturales, económicas y sociales de los conglomerados. Así, siguiendo la tesis de Giorgio Agamben, el denizen parece un concepto más apropiado para nuevas estructuras de organización y reconocimiento de los derechos en la medida que el denizen sería un sujeto autoconsciente de su condición de movilidad y la posibilidad de adoptar pertenencia. Reconocer el aporte de la diversidad es un avance en la democratización y por lo tanto la ampliación del citizen. Solo veamos nuestro contexto: la modernización, desarrollo y mejora de la sociedad cuencana se debe también a los inmigrantes nacionales e internacionales que nos hemos asentado en esta ciudad y la hemos denominado hogar. ¡Feliz 2024! (O)