
De haber sequía extensa no están descartados los cortes de energía eléctrica en Ecuador. Y es que la probabilidad de lluvia para los próximos cinco días en Azuay, Cañar, El Oro, Loja y Morona Santiago es baja o media, según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI).
Este comportamiento climático es típico entre junio y agosto, y confirma que Ecuador se aproxima a la estación seca, sobre todo en el Austro, donde se ubican estas provincias.
En esta región se encuentra el Complejo Hidroeléctrico Paute Integral, integrado por tres centrales: Mazar, Paute-Molino y Sopladora, que en conjunto tienen una capacidad instalada de 1.757 megavatios (MW).
En condiciones normales, este complejo puede abastecer hasta el 38 % de la demanda eléctrica nacional; sin embargo, su aporte disminuye en época seca, como en 2024, cuando operó solo al 31 %.
Preocupación por cortes de energía eléctrica en caso de sequía
Frente a este escenario, aumenta la preocupación de que puedan repetirse cortes de energía eléctrica, como los ocurridos en 2024 durante la prolongada sequía que afectó al país.
Para Diego Morales, PhD en ingeniería eléctrica y presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (CIEELA), «el riesgo de apagones es latente y está sujeto al cumplimiento de varios factores…».
Recordó que desde noviembre de 2024 el Gobierno Nacional anunció la incorporación de 241 MW de energía termoeléctrica mediante proyectos en Esmeraldas, Salitral y Quevedo. Esto aún no se cumple.
Retraso en proyectos de pueden derivar en cortes de electricidad
Agregó que hay retrasos en dos proyectos de la Empresa Electro Generadora del Austro (Elecaustro), uno de 20 MW y otro de 14 MW, lo que representa un total de 34 MW.
«Unos 260 MW que se anunció que serían contratados hace meses, pero el proceso se lanzó y fue dado de baja en varias ocasiones. A la fecha, sigue sin reactivarse…», sostuvo.
Advirtió que esta falta de ejecución suma cerca de 530 MW que no están disponibles, pese a que según la planificación debían estar operativos a finales de mayo de este año.
Enfatizó que «si no logramos contar con esta potencia anunciada, la posibilidad de que haya cortes de energía eléctrica se incrementa de forma sustancial«.
Morales subrayó que el Gobierno Nacional debe contar con recursos económicos suficientes para importar energía en el segundo semestre de este año.
«Una opción es comprar a Colombia, que puede suministrarnos hasta 450 MW, aunque esa energía es más costosa en comparación con la que tenemos aquí…», puntualizó.
La demanda actual de electricidad en Ecuador bordea los 5.100 MW, unos 500 más que en 2024. Por ahora, con las recientes lluvias, la generación logra cubrir esa demanda.
Periodo de sequía
Según Rigoberto Guerrero, de la Subgerencia de Gestión Ambiental de la Empresa de Telecomunicaciones Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA EP), las sequías no pueden considerarse fenómenos cíclicos en el contexto actual.
“Cíclico significa que se repite cada cierto tiempo, por ejemplo, cada cinco años, cada siete o cada 10. En cambio, estas sequías se han vuelto más frecuentes…”, explicó.
Añadió: “Eso implica que ocurren sin un patrón fijo e incluso pueden repetirse año tras año, como sucedió en 2023 y también en 2024 que hubo sequías prolongadas…”.
La sequía en Cuenca en 2023 se extendió del 31 de agosto al 27 de diciembre, con una duración de 118 días. En 2024 fue de 150 días, la más extensa en los últimos 52 años.
Guerrero indicó que 2025 ha sido un año normal en cuanto a precipitaciones, ya que marzo, abril y mayo registraron lluvias considerables, aunque no se descartan cambios en el clima.
Precisó que junio, julio y agosto corresponden a la época seca, y que las lluvias deberían volver en septiembre. Sin embargo, en 2023 y 2024 esto no ocurrió.
“Eso prolongó la época seca más allá de lo habitual, alterando el ciclo climático y dejando como resultado una sequía prolongada…”, concluyó. (CSM)-(I)
Época de sequía
Para Alfredo Cáceres, biólogo e investigador del clima, las sequías son cada vez más prolongadas, pues las lluvias se retrasan o disminuyen, lo que afecta el equilibrio hídrico y genera estrés en ecosistemas agrícolas y naturales.
A criterio de Cáceres, el estiaje impacta especialmente a la fauna acuática. Muchas especies pierden su hábitat y su alimento.
La falta de lluvias seca los suelos, reduce su fertilidad y acelera su erosión. Esto afecta tanto a los cultivos como a los bosques, limita la captura de carbono y agrava la desertificación en diversas zonas.
Cáceres advirtió que también aumenta el riesgo de incendios forestales, pérdida de biodiversidad y migración de especies.
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