Su hermana le donó un riñón y el trasplante se hizo en el José Carrasco Arteaga

«Luego de salir del quirófano empecé a sentir todos los beneficios de un riñón sano», aseguró Karina P., beneficiaria de un trasplante renal en el hospital José Carrasco Arteaga. La donante fue su hermana mayor.

La joven, oriunda de Loja, de 28 años, empezó su tratamiento en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de su ciudad natal. Fue ahí donde iniciaron los trámites para derivarla a Cuenca.

«Me sentía muy cansada, tenía muchas náuseas, no tenía apetito. Vieron mi edad y agilitaron los trámites. Me hice diálisis peritoneal por tres meses y aprobaron mi cirugía de trasplante renal«, comentó.

Karina mencionó que tras recibir la noticia de que podía hacerse un trasplante, habló con su familia. Sus tres hermanos no dudaron en ofrecerse para donarle el órgano y así darle una nueva oportunidad.

Tras varios exámenes, los médicos del hospital determinaron que, por la cercanía de edades, su hermana mayor, de 31 años, era la donante ideal. Y finalmente, el trasplante se realizó con éxito.

«Para mí ha sido un cambio drástico. Entré con mucho malestar y ya cuando salí del quirófano fue súper bueno. Ahora como todo sin restricción, no siento náuseas, no me siento cansada», acotó.

Karina resaltó la atención que recibió en el hospital. «Los médicos y enfermeras se portaron muy bien, eran como ángeles. En cada lugar que los encontraba me decían que todo estaría bien, me apoyaron mucho«.

Las jóvenes coincidieron en la importancia de ser donantes y en cómo este acto cambia vidas. «Mi mensaje es que no pierdan la fe, pronto llegará esa persona que les donará. Sean donantes, no lo piensen dos veces».

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