Elián Rodríguez, el judoca cuencano que le ganó batalla al cáncer

Cada vez más adolescentes y jóvenes enfrentan enfermedades oncológicas, con desafíos emocionales intensos y sistemas de salud y educación poco preparados.

El 9 de junio de 2025 quedó marcado en la memoria de Elián Rodríguez como un antes y un después. A sus 17 años, Elián recibió una noticia devastadora: linfoma de Hodgkin, un cáncer que afecta al sistema linfático. «Es algo muy feo recibir esa noticia, porque se te pasan muchas cosas por la mente», recuerda Elián, reflejando el momento que transformó su adolescencia.

El proceso del diagnóstico: Un golpe de realidad

Antes de la biopsia, Elián no sentía preocupación. «Nunca se me vino por la mente», menciona. Sin embargo, la verdad llegó al hogar: su padre, Hugo Rodríguez, le dio la noticia que su madre había ocultado. «Ya ahí me contaron… no sé qué le puedo contar, es muy feo», confiesa Elián, evocando el dolor de ese instante.

La aceptación y el apoyo familiar

Para Tatiana Narváez, madre de Elián, la espera de esos siete días fue un tormento. «Como mamá, uno ya presentía algo. Llegó ese día 9 de junio que no olvidaremos», comparte Tatiana, reflejando el impacto emocional de la noticia. Aunque al principio se sintió abrumada, pronto encontró fuerzas para acompañar a su hijo durante todo su tratamiento.

La batalla mental: el desafío invisible

Elián reconoce que lo más difícil no fueron los efectos físicos de las quimioterapias, sino la batalla mental. «Eso no se cura con una pastilla o saliendo a entrenar, porque pasas todos los días pensando en qué va a pasar mañana. Eso para mí fue lo peor», afirma.

Sin embargo, la esperanza llegó de maneras inesperadas. «Al principio me preguntaba por qué a mí, pero ahora veo esto más que una desgracia, es una bendición de Dios», reflexiona Elián. Esta nueva perspectiva le devolvió las ganas de luchar.

Fe y espiritualidad: el refugio en los momentos más oscuros

Tatiana y Elián encontraron fuerza en la fe y la espiritualidad. «Le motivé, le oraba y le decía que se acerque a Dios», recuerda Tatiana, quien se convirtió en su principal soporte emocional. La madre e hijo compartieron un vínculo más cercano, hallando consuelo en su creencia y en la esperanza.

Lecciones de Vida Tras Superar el Linfoma de Hodgkin

Después de superar la enfermedad, Elián mira al futuro con gratitud y claridad. «Aprendí a disfrutar cada momento, a no fijarme en lo material, sino en mi familia, mis amigos, la gente que me quiere», reflexiona Elián. Su deseo de ayudar a otros adolescentes que enfrentan diagnósticos similares se ha intensificado, junto con sus sueños de alcanzar un nivel deportivo alto, incluso olímpico.

Apoyo Incondicional de Familia, Amigos y Profesionales

Tatiana destaca que el apoyo de familiares, amigos, el colegio y el equipo médico fueron esenciales en el proceso de recuperación. «Cuando tuvo la primera quimioterapia, todos sus compañeros de judo y su entrenador, Óscar Prado, se reunieron para cortarse el cabello con él. Fue un apoyo incondicional», relata Tatiana.

SOLCA, con su acompañamiento médico y psicológico, también jugó un papel crucial durante todo el tratamiento y la recuperación.

Consejos de Esperanza: No Perder la Fe

«No pierdan la fe. Dios es grande y misericordioso. Vivir un día a la vez, con fe, sana y calma el alma», dice Tatiana con voz emocionada, mientras Elián asiente. «La verdadera pregunta no es por qué, sino para qué», agrega Elián, quien ha transformado su dolor en una oportunidad para crecer.

Análisis Médico: Impacto Emocional y Psicológico en Adolescentes con Cáncer

Christian Gabriel Villa Clavijo, oncólogo clínico y especialista en cuidados paliativos, con formación en la Universidad de Cuenca, RUDN University y España. Miembro de la Sociedad Rusa de Oncología y CEO, docente en la Universidad del Azuay y técnico administrador en Oncosol.

El doctor Gabriel Villa Clavijo, oncólogo clínico con formación internacional, analiza el impacto emocional de un diagnóstico de cáncer en un adolescente. «El impacto emocional en un adolescente es enorme, porque interrumpe procesos críticos de desarrollo: identidad, independencia, relaciones y proyectos de vida», señala el doctor Villa Clavijo.

El especialista explica que la enfermedad no solo afecta físicamente, sino también emocionalmente, generando ansiedad, depresión y aislamiento. El apoyo emocional de la familia y la escuela es vital para que el adolescente continúe con el tratamiento y se recupere exitosamente.

La Importancia del Apoyo Familiar y Escolar

La escuela juega un papel crucial en la adaptación del adolescente al tratamiento. «La escuela debe ser flexible y ofrecer adaptaciones académicas para que el estudiante no se vea excluido», afirma el doctor. Este apoyo es esencial, especialmente cuando se enfrentan a efectos secundarios como náuseas y pérdida de cabello.

Desafíos en la Atención Oncológica en Ecuador

El doctor Villa Clavijo también señala que en Cuenca, el sistema de salud pública enfrenta limitaciones en el tratamiento especializado para adolescentes. La falta de oncólogos pediátricos y de centros especializados en el Seguro Social limita el acceso de muchos pacientes a un tratamiento adecuado. La desigualdad en el acceso a servicios médicos impacta directamente la supervivencia de los pacientes.

La Salud Mental en el Tratamiento Oncológico

El acompañamiento psicológico desde el inicio del tratamiento es fundamental para mejorar la adherencia al tratamiento, la calidad de vida y los resultados a largo plazo. «La carga psicológica influye directamente en el pronóstico y recuperación», concluye el especialista. (I)

Entrevista / Andrés Rodríguez Balarezo, especialista en Oncología Clínica y Radioterapia

“El cáncer juvenil crece” por genes y estilo de vida


Andrés Rodríguez Balarezo, médico cuencano especializado en Oncología Clínica, Radioterapia y Radiocirugía en Argentina y España. Docente universitario. Atiende en Hospital Santa Inés.


¿Qué factores biológicos y genéticos influyen en la aparición de cáncer en adolescentes y jóvenes?


En los últimos años se ha visto que, además de los cánceres esporádicos, un porcentaje importante de tumores en jóvenes se relaciona con mutaciones genéticas heredadas, de padres a hijos.


Genes como BRCA1, BRCA2, TP53 y otros asociados a síndromes pediátricos muestran variantes de susceptibilidad.

Los tumores en jóvenes suelen tener patrones moleculares distintos a los adultos, sugiriendo una biología propia. La incidencia creciente parece combinar factores hereditarios y hábitos de vida modernos.


¿Los patrones de cáncer en jóvenes difieren de los adultos?


Sí. Los adolescentes y adultos jóvenes presentan más linfomas, sarcomas, tumores testiculares, algunos carcinomas de tiroides y de mama, y melanoma.


Muchos muestran mutaciones específicas que guían terapias. En hospitales especializados, la oncología juvenil se considera casi una subespecialidad, abordando no solo la clínica sino también las necesidades psicosociales.


¿Qué papel juegan los cambios hormonales en la pubertad?


La exposición temprana a hormonas sexuales puede aumentar el riesgo de tumores hormonodependientes, como ciertos cánceres de mama y tiroides. La relación es compleja y multifactorial, incluyendo genética, nutrición, ejercicio y factores ambientales.


¿Cómo influyen la obesidad, el sedentarismo y la alimentación ultraprocesada en la aparición temprana de la enfermedad?


El sobrepeso y la inactividad generan inflamación crónica y alteraciones hormonales que favorecen tumores. Los ultraprocesados, incluso en personas sin obesidad, pueden alterar la microbiota y aumentar riesgo de carcinoma colorectal. Promover actividad física y dieta saludable reduce riesgos.


¿Qué avances están cambiando el diagnóstico y tratamiento de pacientes oncológicos?


La secuenciación genómica y la medicina de precisión permiten identificar mutaciones, guiar terapias específicas y reconocer síndromes hereditarios.


Las biopsias líquidas emergen como herramienta para detectar ADN tumoral en sangre, monitorear tratamiento y reducir procedimientos invasivos, aunque con limitaciones actuales de sensibilidad y costo.


¿Pueden estas tecnologías detectar cáncer precozmente?


Facilitan vigilancia en personas de alto riesgo, pero no están validadas para tamizaje masivo en jóvenes sanos. Su mayor utilidad hoy es en seguimiento de pacientes conocidos o grupos genéticos de riesgo, prometiendo en el futuro una monitorización más temprana y no invasiva.


“Promover la actividad física, evitar el sobrepeso y reducir estos alimentos ultraprocesados son medidas de atención concretas para disminuir el cáncer”


OPINIÓN

Prevenir, un hábito cotidiano


Paola Inga Aguirre, especializada en nutrición funcional en el Integrative Nutrition Institute de EE.UU.


Reducir el consumo de comida chatarra, depurar el cuerpo a diario con alimentos como espinaca, diente de león y frutos rojos, y mantener pensamientos positivos junto con contacto frecuente con la naturaleza, son las tres prácticas que Paola Inga considera esenciales para los jóvenes.


La especialista en nutrición funcional advierte que muchas enfermedades se gestan desde edades tempranas por la acumulación de toxinas y metales pesados transmitidos de generación en generación a través de la alimentación y la contaminación ambiental.


“El cuerpo, como una casa, necesita limpieza diaria; si no lo hacemos, las toxinas se acumulan y terminan enfermándonos”, explica.


Su visión integral de la salud va más allá de los chequeos médicos o las pastillas: implica una alimentación consciente, manejo del estrés, cuidado de la salud emocional y mental, y una espiritualidad activa que fortalezca la capacidad del cuerpo para sanar.


En su criterio, la prevención no debe verse como un trámite ocasional, sino como un estilo de vida que combina nutrición, equilibrio interior y hábitos sostenidos desde la infancia. (I)

Infografía con datos de interés

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