
Desde un pequeño taller en Cuenca, donde aprendió a dominar telas y patrones, hasta los grandes escenarios de la moda en Estados Unidos, la historia de Claudia Sofía Barros es un ejemplo de perseverancia, talento y visión.
Originaria de Cuenca, Claudia estudió Diseño en la Universidad del Azuay (UDA). Su formación se enriqueció con prácticas en el taller de alta costura de Francisco Vanegas, donde adquirió una rigurosa atención por los detalles.
Tras graduarse, trabajó brevemente en Ecuador, pero decidió mudarse a Estados Unidos junto a su esposo, quien es de ese país.
“Al principio trabajé casi dos años en una cafetería mientras esperaba el permiso laboral. Un día me propuse encontrar un espacio en el mundo del diseño. Lo busqué con todas mis fuerzas y se dio la oportunidad”, recuerda.
Hoy lleva cinco años en Miami y casi tres dedicada a la industria textil, especialmente al diseño de ropa deportiva y bikinis.
Diseñar para el escenario
Claudia forma parte del equipo creativo de ‘Heat Swimwear’, firma especializada en trajes de baño que participa en el ‘Swim Week of the Palm Beaches’, uno de los eventos más importantes del sector. Sus diseños han sido utilizados por las candidatas a Miss USA y protagonistas de campañas de la marca.
“Ver a las modelos luciendo lo que diseñamos es un momento mágico. Es cuando todo el trabajo previo —prototipos, selección de telas, revisión de medidas— se materializa”, dice la diseñadora de 28 años.
Cada colección requiere cerca de ocho meses de desarrollo, desde el estudio de tendencias y colores hasta la producción final. Además de bikinis, diseña prendas para niños, jóvenes y adultos, cuidando aspectos técnicos como ergonomía, textura y comodidad.
También participa en la elaboración de catálogos para importantes compradores mayoristas.
Inspiración
La joven ya planifica su primera colección bajo la marca “Claudia Sofía”, que plantea lanzar con telas recicladas y un enfoque ecológico. Aunque su presente está en Miami, su identidad creativa está marcada por su natal Cuenca. Su inspiración proviene de las orquídeas.
“Tengo 10 orquídeas que florecieron al mismo tiempo. Eso me hizo pensar en el renacimiento, en cómo cada día es una nueva oportunidad para brillar. Quiero que esa idea esté en mi primera colección”, explica.
Su meta a largo plazo es consolidar su marca y, eventualmente, regresar a Ecuador para impulsar una industria textil de alta calidad.
“En China tienen la maquinaria perfecta para confeccionar bikinis. Si pudiéramos tener eso en Ecuador, podríamos generar empleo y posicionarnos internacionalmente”.
Vivir lejos de su familia ha sido el reto más grande. “La distancia pesa, aunque tengas amigos. La familia es insustituible”, confiesa. A ello se suma la barrera del idioma y la discriminación que, en ocasiones, ha sentido. “No dejo que eso me afecte. Cada obstáculo es una oportunidad de crecer”.



Claudia también ha aprendido que la perseverancia abre puertas. Así consiguió colaborar con varias marcas internacionales.
“Escribí correos, envié mensajes, insistí una y otra vez. Me decían que no, pero seguí. Nike me ha dicho que no todavía, pero seguiré aplicando hasta que me digan que sí”, dice entre risas.
Claudia también ha incursionado en el vestuario artístico. El año pasado coincidió en Los Ángeles con la cantante hondureña Suanny, quien le pidió diseñar un traje para un videoclip. El trabajo gustó tanto que la artista le encargó dos trajes adicionales.
“Fue inspirador. Confirmé que nada es imposible”, recuerda.
En 2019 participó en el certamen Miss Ecuador, con la creación del traje típico de la candidata Eliza Quiñónez, inspirado en la cultura afroecuatoriana.
La joven cuencana sueña con ver su nombre convertido en una marca referente. Trabaja de madrugada si hace falta. “Este es un trabajo de paciencia y precisión”, concluye. (PNH)-(I)
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