Informe de Calidad de Vida Cuenca 2025: orgullo ciudadano, inseguridad y brechas que persisten

Calidad de vida en Cuenca 2025
PIE DE FOTO: Pedro Coello, miembro de la fundación Huasipichanga, y Manuela Cordero, docente de la Universidad del Azuay (UDA). / Xavier Caivinagua A.

El Informe de Calidad de Vida y la Encuesta de percepción ciudadana de Cuenca Cómo Vamos 2025 ofrece una radiografía del bienestar, las tensiones y las contradicciones de la ciudad. Sobre sus principales hallazgos (presentados el pasado miércoles), dialogan con El Mercurio los voceros de la iniciativa, Manuela Cordero (MC), docente de la Universidad del Azuay, y Pedro Coello (PC), miembro de Fundación Huasipichanga.

Orgullo urbano y zonas en sombra

– Si esta encuesta es una fotografía del alma urbana de Cuenca, ¿qué zonas aparecen más iluminadas y cuáles permanecen en sombra?

Resp. PC.- Más del 90 % de las y los cuencanos expresamos alto y mucho orgullo y satisfacción por vivir en Cuenca, esto habla de una sólida identidad urbana. Destacan como mejor evaluados, el servicio de agua potable, la limpieza urbana y el mantenimiento de áreas verdes. El tranvía y el entorno inmediato —la vivienda, el barrio, los parques— refuerzan la imagen de Cuenca habitable. Además, en comparación con el resto del país, la ciudad mantiene una tasa muy baja de homicidios.
Pero la principal preocupación es la inseguridad y la falta de empleo especialmente entre los jóvenes, aunque las cifras de violencia letal son bajas, la percepción de inseguridad en el espacio público es significativa sobre todo para las mujeres. A esto se suma una media y baja confianza en la gestión pública, percepción de corrupción en crecimiento y poco acuerdo respecto al rumbo de la ciudad. Los datos económicos muestran desigualdad y brechas de género.

La ciudad imaginada versus la ciudad real

– ¿Qué le revelan estos resultados sobre la distancia, o cercanía, entre la ciudad que imaginamos y la ciudad que realmente habitamos?

Resp. PC.- Existe una importante distancia entre la ciudad real y la imaginada. A pesar de los datos positivos mencionados antes, dos tercios de los ciudadanos consideran que Cuenca va por mal camino, este es un dato muy duro. Aunque la ciudad le es querida y funcional a las personas, está distante del ideal de una ciudad segura, justa y bien gobernada. La brecha no es afectiva, sino de gobernanza y futuro compartido.

Satisfacción ciudadana y problemas estructurales

– ¿Hasta qué punto la alta satisfacción puede estar ocultando problemas estructurales?

Resp. MC.- Efectivamente, la alta satisfacción puede estar funcionando como un velo que oculta problemas estructurales profundos, estos son los problemas que debemos mirar para enfrentarlos con seriedad y contundencia. Por ejemplo, la baja satisfacción con la salud pública, junto con una tasa de suicidio cantonal que duplica la media nacional, muestran una crisis de bienestar que no se refleja en el discurso de ciudad “satisfecha”. A ello se suman el deterioro cualitativo y altos costos de la vivienda.

Optimismo, inseguridad y desempleo

– ¿Cómo interpreta la tensión entre optimismo y problemas como inseguridad o desempleo?

Resp. MC.- Este optimismo puede estar sosteniéndose en la comparación con el contexto nacional, especialmente en términos de seguridad relativa. Pero esto no impide que la ciudadanía identifique las fricciones que afectan su vida cotidiana. No se trata de un rechazo a la ciudad, sino de una lectura crítica de su funcionamiento diario.

El riesgo de normalizar las carencias urbanas

– ¿Qué riesgos existen cuando una ciudad normaliza sus carencias?

Resp. PC.- Cuando la percepción positiva reemplaza al análisis crítico, se confunde bienestar con ausencia de problemas. Normalizar las fallas estructurales puede encubrir una gestión pública poco efectiva que redunda en oportunidades perdidas de legislar de manera oportuna, de invertir en lo necesario como: infraestructura, servicios sociales y planificación urbana. Aceptar como “normal” la precariedad que afecta sobre todo a los sectores más vulnerables es peligroso y perjudicial para el conjunto de la sociedad.

Ciudad modelo y desigualdad

– ¿Cómo se enfrenta la tensión entre la idea de “ciudad modelo” y la desigualdad?

Resp. PC.- Tanto el Informe como la Encuesta buscan evitar la narrativa de “ciudad modelo” y fortalecer una cultura cívica crítica, informada y vigilante. Al mismo tiempo, la exposición de los datos tal y como nos han sido entregados promueve la rendición de cuentas y el debate público basado en evidencia. Así, la tensión no se niega ni se oculta, más bien se transforma en una oportunidad para orientar políticas públicas más justas y fomentar una corresponsabilidad activa entre ciudadanía, instituciones y autoridades.

Confianza institucional y gobernanza local

– ¿Qué implicaciones tiene la baja confianza institucional para la gobernanza local?

Resp. MC.- La alta satisfacción de vivir en Cuenca, el orgullo ciudadano y la confianza en el entorno cercano —la vivienda, el barrio y los vecinos— contrastan con una confianza institucional claramente menor.
Esto puede derivar en una relación distante entre ciudadanía y autoridades, haciendo más compleja la implementación de políticas públicas. Lo que alerta a los gobiernos locales a fortalecer la transparencia, la rendición de cuentas y la capacidad de ejecución.

Responsabilidad académica frente a las contradicciones

– ¿Qué responsabilidad asumen al exponer estas contradicciones?

Resp. MC.- Las dos condiciones no son necesariamente contradictorias. Puede tratarse de servicios bien implementados y ejecutados que no se comunican adecuadamente. Esto abre otras preguntas: ¿qué factores influyen en la desconfianza ciudadana? ¿Se trata de fallas en la comunicación institucional, de la incertidumbre política o de otros elementos que llevan a la ciudadanía a dudar, incluso cuando reconoce la calidad de los servicios?
La academia y los grupos de investigación somos responsables de visibilizar estas tensiones, plantear preguntas y promover debates informados y reflexivos sobre el tipo de gestión pública que esperamos.

Justicia, castigo y ética social

– ¿Qué responsabilidad ética existe frente a la aceptación del castigo por mano propia?

Resp. PC.- Nuestra responsabilidad es exponer con rigor y claridad una verdad incómoda que refleja la desconfianza ciudadana en el sistema de justicia, sin suavizarla ni ocultarla, es un llamado de atención urgente y necesario que nos increpa, otra vez, respecto al tipo de sociedad en el que queremos vivir.

Lo explícito y lo implícito en los datos

– ¿Qué preocupa más, lo dicho o lo implícito en los datos?

Resp. PC.- Las respuestas directas señalan problemas urgentes, pero las señales implícitas revelan tensiones más profundas que afectan las bases de la convivencia democrática y social, y lo que estos instrumentos buscan es que ese “entre líneas” sea revelado por cada una de las personas, organizaciones e instituciones que revisen el informe y la encuesta, los documentos que hemos generado, son un punto de partida, una línea base.

Indicadores y el concepto de “vivir bien”

– ¿Los indicadores capturan lo que significa “vivir bien”?

Resp. MC.- Los indicadores técnicos, son eso, indicadores. “vivir bien” es un concepto complejo que dependerá de las oportunidades reales de cumplir con nuestras aspiraciones de vida. Sin embargo, son fundamentales para visibilizar y cuantificar brechas estructurales como la desigualdad de ingresos, la concentración territorial de la pobreza, la baja satisfacción con la salud pública o la desnutrición infantil, etc., que suelen quedar ocultas tras los promedios generales y la alta satisfacción ciudadana. En ese sentido, permiten evidenciar una geografía concreta de la vulnerabilidad y aportar una base objetiva para el diagnóstico.

De los datos a la transformación social

– ¿Cómo convertir estos estudios en herramientas de transformación?

Resp. MC.- Una investigación de percepción ciudadana se convierte en una verdadera herramienta de transformación cuando deja de limitarse a describir la realidad y pasa a activar la reflexión, decisión y acción colectiva, este es su verdadero objetivo. Para esto, los datos deben presentarse con rigor y claridad, desafiando la complacencia y evitando que la opinión sustituya a la evidencia.
Allí la importancia de que el Informe de calidad de Vida y la Encuesta ciudadana, se realicen y fortalezcan año a año, con el objetivo de darnos una herramienta para la toma de decisiones.

Las incomodidades necesarias para el poder local

– ¿Cuál es la incomodidad necesaria para las autoridades?

Resp. PC.- Las “incomodidades necesarias” son varias, las brechas socioeconómicas, la imposibilidad de muchas familias de no cubrir la canasta básica, el limitado acceso a salud de calidad, la precarización del trabajo, la confianza en las instituciones, la inseguridad creciente, la desconfianza en el sistema de justicia. Frente a esto, las autoridades y ciudadanía estamos obligados a demostrar nuestra capacidad real para garantizar justicia, proteger la vida y restituir la confianza.

La pregunta que queda abierta

– ¿Qué pregunta urgente queda pendiente?

Resp. MC.- Quedan muchas preguntas pendientes, pero dejamos planteadas las siguientes: ¿Estamos dispuestos a mirar la ciudad con honestidad y autocrítica estos datos? ¿Existen la voluntad política y ciudadana suficientes para transformar estos datos en cambios estructurales? Confiamos en que la respuesta sea siempre que sí. (I)

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Diego Montalván

Diego Montalván

Editor general. Magíster en Comunicación Estratégica Digital, 21 años en medios impresos, especialista en edición periodística y autor de artículo científico en Media Education (Italia).
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