“Cuenca es un polo atractivo para los grupos criminales”

El experto en seguridad, Mario Pazmiño, advierte sobre la migración delictiva a Cuenca y la urgencia de planificación.

Mario Pazmiño, coronel retirado del Ejército y experto en seguridad, se refiere a la situación actual del crimen organizado en la región sur del país y, de manera particular, en Cuenca.

El analista aborda la realidad a la que se enfrenta la ciudad y a la que puede desbocarse si no hay un plan enmarcado dentro de los hechos de violencia recientes como sicariatos.

¿Cómo ha evolucionado el panorama delictivo en Cuenca y hacia dónde se está dirigiendo?

Creo que en algunos casos la actividad delictiva se ha desplazado hacia el Terminal Terrestre de Cuenca, hacia las zonas de tolerancia y hacia unos barrios que podemos llamar suburbios de la ciudad. Hacia allá se han extendido. Son pequeños santuarios que están en desarrollo. Ese es el panorama general de Cuenca al momento.

¿Qué factores en el contexto nacional han influido para que esta migración delictiva se asiente en la jurisdicción austral?

Gran parte de las estructuras delictivas han sido presionadas en el litoral ecuatoriano, y esto ha obligado a una migración delictiva hacia el callejón interandino. No solo es Cuenca, es Pichincha, Latacunga, Riobamba, Ambato, que se han visto saturadas de esta actividad de delincuencia organizada que busca espacios más confortables para seguir desarrollando sus actividades.

¿Qué hace que Cuenca sea específicamente atractiva para estas organizaciones?

Cuenca tiene una especial atracción que no es precisamente turística, sino que la presenta Molleturo, una zona de confluencia minera. Gran parte de las estructuras como Lobos, Tiguerones y algunos elementos de organizaciones delictivas internacionales tienen un interés especial en esta zona por la producción de oro. Además, Cuenca es la tercera ciudad de importancia comercial del país, lo que atrae a las organizaciones para actuar con vacunas, extorsiones y secuestros exprés. Históricamente, al haber estado fuera del radar, les permitía tener infraestructura y organización más estable sin correr mayores riesgos.

Usted menciona que esta migración lleva a la disputa territorial. ¿Cómo se evidencia este conflicto en la ciudad?

Lo que está pasando y puede agravarse es que una o dos organizaciones van a comenzar a competir por espacios territoriales, por lo que llamamos santuarios, a fin de consolidar ahí este tipo de estructura. Esto va a irse agravando porque las organizaciones delictivas buscan sitios más confortables. Cuenca, al ofrecer condiciones más relajadas en cuanto a la intervención de la fuerza pública, se transforma en un punto de atracción donde, más tarde que temprano, la pugna territorial escalará. El crimen organizado tiene varios métodos de penetración social e institucional.

¿Podría detallar cuáles son estos niveles que se están replicando en el país?

Hay cinco niveles de penetración, el primero el estamento gubernamental. Se vota con dinero, financiando campañas políticas para luego asegurar contratos y lavar dinero mediante actividades gubernamentales, urbanizaciones, escuelas, entre otros. Segundo, estamentos de control. Las organizaciones penetran a las fuerzas de control (militar, policial, aduanero, ECU 911, UAFE) para tener información al minuto. Luego, los operadores de justicia, jueces y fiscales levantan la bandera de la impunidad en este país, trabajando para el crimen organizado, ya sea por tentaciones económicas o amenazas. Cuarto, el sistema financiero nacional. Aquí se lava dinero utilizando métodos como el método hormiga (pequeños depósitos y transferencias) para dar una apariencia de legalidad a las inversiones. Finalmente, el estamento social. Se crean los famosos santuarios y microestados delictivos en barrios o parroquias, donde la estructura delictiva se instala, ejerce una gobernanza criminal y el Estado pierde soberanía.

En el Azuay y Cuenca, ¿en qué nivel de penetración o de establecimiento se encuentra la delincuencia organizada?

Lo que estamos viendo es que se está iniciando un proceso de establecimiento de santuarios. Estos son pequeños espacios territoriales, de una o dos manzanas, donde la organización se afinca para controlar microtráfico y vacunas. El problema es que la fuerza pública ingresa, hace patrullajes y requisas de 20 o 30 minutos, pero sale. Eso permite a la organización retirarse momentáneamente y regresar con la misma fuerza, razón por la cual la situación no cambia.

¿Cuál sería la siguiente etapa de esta consolidación criminal?

Una vez que el santuario está consolidado, el siguiente nivel es la fusión en un microestado delictivo, un barrio tomado, por ejemplo. Ahí se imponen condiciones, las escuelas y colegios en esa zona son objeto de reclutamiento de menores, y la directiva barrial es tomada para tener un control eficiente. Es importante señalar que los centros educativos de Cuenca, igual que el resto del país, no tienen planificaciones de seguridad para este tipo de amenazas, volviéndose vulnerables al reclutamiento de menores.

La Cárcel de Turi ha sido nuevamente escenario de violencia. ¿Cómo se explica el manejo de este centro penitenciario?

La cárcel de Turi es un santuario fraccionado en pabellones. El problema es que los pabellones están divididos por bandas delictivas: Lobos, Choneros, Tiguerones, y no por nivel de peligrosidad. Cada pabellón es un santuario delictivo carcelario que busca copar a los otros, provocando las masacres internas, pues cada uno es una fuente de financiamiento para su organización. A esto se suma el alto nivel de corrupción, especialmente de los guías penitenciarios, y la falta de una administración del SNAI técnicamente preparada, pues se necesitan criminólogos, sociólogos y expertos en manejo de crisis, no solamente personal militar o policial sin entrenamiento en gestión carcelaria.

Respecto a los recientes asesinatos en motocicleta en Cuenca, la Fiscalía ha reportado que muy pocos están siendo investigados como sicariato. ¿Cómo interpreta esta cifra?

Eso es un problema que se explica por el tercer nivel de penetración: los operadores de justicia. Puede haber un acto de sicariato e inmediatamente la organización criminal llama al fiscal o al juez para presionarlo y que el acto se clasifique como un robo o una muerte violenta más, sacándolo de la escena rápidamente. Es un juego de intereses.

Para finalizar, ¿cuáles serían las alternativas y las acciones concretas que deben tomar las autoridades de Cuenca para evitar un mayor escalamiento de la violencia?

Lo primero es comenzar a planificar, no a reaccionar. Si el alcalde quisiera intervenir en seguridad, podría emitir una ordenanza municipal que exija a toda instalación con concurrencia masiva de personas, estadios, discotecas, comisariatos, la presentación de planes de seguridad y contingencia como requisito obligatorio para obtener el permiso de funcionamiento. Además, los centros educativos deben presentar obligatoriamente planes para evitar el reclutamiento de menores, el microtráfico y el consumo de sustancias. Estos planes no deben quedar en el escritorio, sino que deben socializarse con los padres de familia y la comunidad educativa. La responsabilidad de los establecimientos educativos es muy seria, y deben invertir para demostrar que son verdaderamente lugares seguros para los hijos. El futuro de la ciudad depende de que se adopte una visión proactiva y no simplemente se reaccione ante los eventos.

Datos reveladores según organizaciones internacionales

Datos de International Crisis Group señala que los homicidios en Ecuador aumentaron drásticamente a partir de 2020. Para 2023, este era el país más violento de Sudamérica, señala en un informe.

En enero de 2024, 22 grupos criminales fueron designados como organizaciones terroristas y solo en el primer semestre de 2025 se reportaron más de 4.500 homicidios.

Según la investigación de la organización, el 70 por ciento de homicidios se concentran a lo largo de la costa del Pacífico.

Para tener una idea de lo que hacen las organizaciones criminales, según datos oficiales, 13 toneladas de cocaína se incautaron en noviembre de 2024 en España, provenientes de Ecuador.

Solo en el país, se estima que unos 37 grupos criminales operan en Ecuador desde 2024.

Lo llamativo es que muchos de sus miembros no tienen más 16 años de edad y, probablemente, el líder puede llegar a tener hasta 25, asegura International Crisis Group.

Otra organización que revela datos de la criminalidad en Ecuador, es InSight Crime. Por ejemplo, según esta, en 2023 se receptaron 13.627 denuncias de extorsión y aumentaron a 14.579 denuncias en 2024. Pero para este 2025, de acuerdo con la entidad, durante los primeros 9 meses la cifra solo llegó a 5.314 denuncias.

Información del Ministerio del Interior detalla que esto se debe a que aumentaron los operativos entre 2023 y 2025, pasando de 160 operativos a 1.134 este año. (I)

Fabian Campoverde

Fabian Campoverde

Periodista multimedia y creador de contenidos digitales con una maestría en Comunicación Estratégica Digital. Especializado en temas de seguridad, cultura, crítica teatral y música. Escribe sobre viajes, arqueología e historia.
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