El CJ en el vaivén político

En el ejercicio del poder todo pasa por la mayoría, así sea “volátil”.

Es cuando mandan los votos. Por tener mayoría, el oficialismo controla la Asamblea Nacional y las respectivas comisiones legislativas.

Quienes tuvieron mayoría, concretamente en la Asamblea, mandaron, se impusieron, aprobaron cuanto quisieron, también acallaron a sus rivales políticos, y a última hora integraron la terna para el Consejo de la Judicatura (CJ) en representación del Legislativo.

La integraron, se presume, con gente adepta s a sus idearios, por qué no a sus intereses, con mayor razón si, directa o indirectamente, sus allegados, coidearios, dirigentes o adherentes, tienen cuentas pendientes con la justicia.

En el Ecuador no es ninguna novedad el interés soterrado, en algunos casos hasta manifiesto, por controlar la Justicia; igual otros organismos claves de la institucionalidad como el Consejo de Participación Ciudadana, donde radica el verdadero poder para nombrar a todas las autoridades del Estado.

Ahora, la nueva mayoría oficialista en la Asamblea de un solo tirón desbarata la terna para el CJ, integrada por la mayoría imperante hasta el 13 de mayo anterior. Pero ahora es minoría. Su estrategia para impedir no le sirvió, ni siquiera denunciando violación a la ley.

La nueva mayoría integrará otra terna, asimismo con “su gente”.

Es la guerra de tronos. ¿También aplicable para meter la mano en la Función Judicial? En esta línea nada ética, según lo creen, el enemigo político mal puede tener mayoría en el CJ, el órgano administrativo y disciplinario de la justicia, desde donde saldrán nuevos jueces y, en un futuro inmediato, el próximo presidente de la Corte Nacional de Justicia.

Se deducen las razones por las cuales el Gobierno se ha demorado tanto en enviar su terna para completar el la Judicatura.

En política, como en el ajedrez, ninguna movida es gratuita.

REM

REDACCION EL MERCURIO

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