Al parecer, al presidente Daniel Noboa poco o nada le importan los cuestionamientos sobre la protesta organizada, no por iniciativa ciudadanía, sino por su gobierno, aunque lo niegue, en contra de la Corte Constitucional (CC).
Tras esa jornada, de alguna manera inútil, pero sí efectiva como para que sus críticos le hagan notar su intentona autoritaria, Noboa acaba de remitir a su “contrincante”, la CC, las preguntas para la consulta popular y el referéndum.
En su segundo periodo, Noboa ha puesto el acelerador a fondo, sea reformando leyes, creando otras, bajo la figura de leyes orgánicas y calificadas como urgentes en materia económica, cuyos debates en la Asamblea deben efectuarse en un mes, so pena de entrar en vigencia automáticamente.
Esta especie de “cascada” en materia legislativa y constitucional no tiene tregua y pone a la Asamblea y a la CC a trabajar contra reloj. En cada uno los tiempos cuentan.
De esa forma, los ecuatorianos podrían volver a las urnas entre noviembre y diciembre próximos, según los propósitos del Gobierno, para, supuestamente aprovechar el capital político de Noboa, si bien diezmado a raíz de sus últimas decisiones.
A la CC le corresponde hacer el control constitucional de las preguntas planteadas, una de ellas, paradójicamente, sobre el enjuiciamiento político a sus miembros, amén de los considerandos y los anexos.
Todo hace prever un segundo capítulo de la confrontación entre el Ejecutivo y la CC, sobre todo en la pregunta relacionada a la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana, sobre la cual, según resolución anterior, no cabe la enmienda sino por medio de la Asamblea en cuyo caso el plazo será mucho más largo, imposibilitando la fecha tentativa para efectuar la consulta.
La expectativa está abierta, igual la controversia entre actores políticos, en tanto otros problemas graves, como el de salud pública, pasan por la vereda de enfrente.