
El presidente Daniel Noboa, al referirse a la pretendida explotación minera en Quimsacocha (proyecto Loma Larga) ha dicho que su Gobierno jamás está en contra de la salud de la población, “peor en este caso de la provincia del Azuay…”.
Tales expresiones las dio este viernes a la cadena internacional Univisión, fiel a su libreto de comparecer ante medios de otros países, no así con los nacionales.
Para su Gobierno, dijo, es prioritario atacar la minería ilegal en la Amazonía y en Azuay, desarrollada “con bastantes integrantes de Los Lobos, en situaciones inclusive privilegiadas…”.
Sin duda se refirió a lo que ocurre en Ponce Enríquez y Sígsig, donde el Ejército ha destruido, en varias ocasiones, equipos, materiales explosivos, armas y combustibles utilizados para esa práctica ilegal.
Sin embargo, ese y otros tantos casos difieren radicalmente del relacionado al proyecto Loma Larga, ubicado en zonas de recarga hídrica, ecológicamente frágiles, desde las cuales nacen quebradas que forman ríos cuyas aguas sirven para el consumo humano, amén de mover las turbinas del proyecto hidroeléctrico Paute.
Noboa parece no estar al tanto de informes técnico-ambientales que recomiendan no destruir esos páramos, pero que han sido ignorados o traspapelados; igual que la concesión de la licencia ambiental fue dada saltándose procedimientos legales y hasta manipulando una consulta previa, libre e informada.
Noboa cree que si a los lobos (no el GDO) se les pide no atacar a las ovejas para permitirles ingresar al rebaño, es suficiente para que no activen su instinto carnívoro, igual procederá la empresa minera a la cual le han exigido no afectar las fuentes hídricas existentes en Quimsacocha.
Noboa, con sus declaraciones malhadadas atiza la tensión social en Cuenca, donde la oposición es casi unánime.
Entre el oro para la minera y unos pocos dólares como regalías para el Gobierno, y el agua para la ciudad, está el dilema.