Gobierna desde el silencio

En política, los silencios hablan tanto como los discursos. El presidente Daniel Noboa estuvo en Cuenca para entregar becas y hablar de innovación y oportunidades. Pero cuando la ciudadanía esperaba su palabra sobre Quimsacocha y la defensa del agua, guardó silencio.

Horas antes, en Guayaquil, improvisaba un discurso de confrontación contra criminales y “violadores” desde el balde de una camioneta, en una marcha “por la paz” que apenas reunió a la mitad de las personas previstas. Aquí, en Cuenca, cuando la ciudad se moviliza masivamente por una causa concreta y legítima como es la protección del agua, el mandatario no la nombra. La política, como la comunicación, también se mide en omisiones.

Ante el vacío presidencial, surgieron voces desde la Asamblea. Verónica Íñiguez respondió a la presidenta de la Comisión de Biodiversidad, la cuencana Camila León, con una frase lapidaria: “usted cree que el agua viene del grifo, pero viene de la montaña”. Luego explicó con claridad los riesgos de proyectos mineros en zonas de alta fragilidad ambiental: los metales pesados son cancerígenos, el agua y hasta la leche de Cuenca están en riesgo, y la responsabilidad recae en el gobierno nacional. La representación simbólica, que suele encarnar el presidente, en esta ocasión la asumió una legisladora.

En un país con instituciones frágiles, el silencio no es neutralidad: es una toma de posición. Callar frente a Quimsacocha no es un desliz comunicacional, es una decisión política que revela prioridades. Mientras Cuenca exige definiciones, el presidente opta por la evasión. Esa omisión, más que cualquier discurso, termina diciendo demasiado.

REM

REDACCION EL MERCURIO

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