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Ebrios al volante

Cada vez que ocurre un accidente de tránsito, como el suscitado el sábado anterior en Baños, resurgen los mea culpa, se recuerdan los vacíos legales para castigar a los causantes, también las causas y sus consecuencias; y, cuándo no, se acuden a las estadísticas para demostrar la gravedad del problema, convertido ya en una especie de “pandemia”. 

Cuenca no es la excepción entre las ciudades en las cuales los accidentes causan muertes, heridos de gravedad, personas que se quedan de por vida en sillas de ruedas y hasta parapléjicas, menores en la orfandad, a más de las pérdidas económicas por daños materiales.

El “circulo vicioso” se repite y se repite: los choferes consumen alcohol y otras drogas, irrespetan las señales de tránsito, cunde la impericia, manejar a la defensiva es sinónimo de cojudez, peor la de tratar de evitar cuando el peligro es inminente, los neófitos se arriesgan por el solo hecho de haber obtenido la licencia tras pocos días de un aprendizaje poco confiable.  

Según informa El Mercurio, entre enero y septiembre de 2025, 1.377 choferes fueron detenidos por manejar ebrios. La cifra rebaza a la alcanzada en 2024.

En aquel mismo lapso, 38 personas murieron y 280 resultaron heridas, de acuerdo al INEC.

Bueno sería conocer cuántas de esas personas heridas quedan postradas por el resto de sus vidas; igual, saber la suerte de los choferes causantes, aunque, por lo general, andan libres y orondos, justificándose con esa frase manida de que “nadie sale a matar”.

Definitivamente no hay “cultura vial”, ni en Cuenca ni en el resto del país.

Los choferes, con honrosas excepciones, se creen con derecho a usar el celular mientras conducen, exceden las velocidades permitidas, amén de quienes manejan motocicletas.

Un juez de Tránsito detalla los errores en el COIP al momento de sancionar. Nadie se comide en plantear reformas.

Ebrios al volante, una “fauna” imparable.

DZM

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.