
Han pasado cinco días desde que Cuenca se movilizó en una marcha multitudinaria, se estima la participación de más de 100 mil personas, en defensa del agua y en contra de la actividad minera en sus territorios; al evaluar lo sucedido se evidencia que, aunque existió la participación de actores políticos, el reclamo ciudadano prevaleció.
Además, en la otra esquina se ubica el Gobierno que, para los expertos, se equivocó, no solo en desmerecer la marcha ciudadana y desconocer su objetivo primordial, sino también, en lo posterior, al querer darle un tinte meramente político.
Los que ganaron
Para el analista político Sebastián López, el ganador en la marcha por el agua fue definitivamente el pueblo cuencano, que demostró que se puede organizar una protesta genuina y con altura.
Con esta visión coincide el sociólogo Patricio Carpio, quien señaló que la ciudadanía cuencana y de las comunidades del Azuay le hicieron conocer al mundo que tienen un sentido de identidad por valores superiores, como el agua y los ecosistemas, que va más allá de los intereses gremiales o partidistas.
“Se ha demostrado que Cuenca tiene una identidad muy fuerte con la naturaleza y con la defensa de su hábitat, que no está solo relacionada con la parte urbana, también a las comunidades, que defienden su territorio desde hace más de 30 años, en resistencia a la minería”, recalcó el experto.
Para Matías Abad, exgobernador del Azuay, es importante recalcar que en este movimiento ciudadano no hubo lugar para la discriminación; la comunidad azuaya se unió, más allá de su clase, oficio o condición económica, para posicionar un mensaje claro: la minería versus el agua.
Los personajes
Aunque en medio de la marcha se hayan diluido los intereses partidistas o políticos, para Matías Abad no hay que negar que existen figuras que salieron fortalecidas, como el exprefecto del Azuay, Yaku Pérez; y las actuales autoridades, el alcalde de Cuenca, Cristian Zamora; y el prefecto de la provincia, Juan Cristóbal Lloret.
“La oposición también se fortaleció, la Revolución Ciudadana, Pachakutik y la Conaie encontraron una bandera legítima que puede calar en el imaginario local y, habrá que ver, si les alcanza para conseguir réditos políticos”, señaló Abad.
El politólogo Alfredo Espinosa también considera que, aunque el objetivo de la marcha haya sido la defensa del agua, definitivamente significó el resurgir de figuras como Yaku Pérez y de las autoridades locales, pero, señaló que esto no necesariamente significa que el apoyo ciudadano se endosará en votos para las elecciones futuras.
“La visibilización que consiguieron es importante, pero esto no significa que se vaya a traducir en votos de forma automática; aunque, sí les deja esa figura de defensa del agua que puede servir, si se da la asamblea constituyente, para convertirse en la voz garantista del medio ambiente en la creación de la nueva Asamblea; hay que ver si incluso les alcanza para las elecciones seccionales del 2027”, recalcó el analista.
Sebastián López no coincide con la posibilidad de que la marcha para el agua pueda darles réditos a los actores políticos, pues confía en que la ciudadanía cuencana tiene la sensibilidad y el sentido crítico necesarios para distinguir que la participación en la protesta, no tiene nada que ver con la reivindicación de un personaje.
Los que perdieron
Los expertos coinciden en que el gran perdedor de la marcha por el agua fue el Gobierno, la bancada oficialista en la Asamblea Nacional y la empresa Dundee Precious Metal; ninguno logró posicionar el discurso de que el bloqueo al proyecto Loma Larga significa apoyar a la minería ilegal.
Para Patricio Carpio, el Gobierno cometió varios errores que, en lugar de apaciguar los ánimos, levantaron un mayor deseo de participar en la marcha, como la declaratoria del estado de excepción y el querer minimizar la protesta, dándole un carácter político; cuando lo realmente efectivo habría sido el anuncio de la reversión de la licencia ambiental.
En cuanto a los personajes políticos que perdieron con la marcha están a la cabeza, según los expertos los asambleístas oficialistas que representan al Azuay: Camila León y Adrián Castro, este último incluso fue sacado de la marcha.
“Camila León pasó a ser el foco de la responsabilidad del Gobierno frente a la continuidad del proyecto, porque la gente esperaba que sus legisladores salgan en defensa del Azuay; la marcha siembra un ejemplo, cuando hay temas que son transversales para todos, no importa la bandera y los intereses políticos y partidistas”, recalcó Matías Abad.