La verdad, no sé si será amor, manía o locura. Y ciertamente es difícil explicar, para quien no lo vive, este cariño desmedido, esta emoción primaria que hace que la sofisticada ejecutiva, el laborioso obrero y el adusto gerente, pierdan la cabeza, griten, se abracen y se emocionen hasta las lágrimas por los caprichosos destinos …







