Esa mañana madrugamos con entusiasmo. Teníamos que estar dos horas antes de nuestro vuelo en el aeropuerto. Volamos sobre nubes algodonosas y un cielo azulísimo. Cuando el piloto anunció que descendíamos hacia nuestro destino, por la ventanilla vimos que nos acercábamos a un mar azul intenso. Una vez en tierra firme, nos subimos a una …









