¡Qué bestia! He escuchado cómo la propia del hospital del IESS ha tenido a sus familiares trabajando en los hospitales públicos. Hijas, hijos, primos, ñaños, entenados, yernos, concuñados, hasta a los sobrinos del marido. Algo así como una empresa familiar. Y la mayoría con unos sueldazos. Qué linda suerte de esta gente. Además, doña Rosita …











