Cada 12 de octubre se recuerda la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492. Sin embargo, ¿fue realmente el primero en pisar este continente? La historia oficial lo presenta como el descubridor, pero investigaciones arqueológicas y antropológicas revelan que otros exploradores ya habían llegado antes.
Los vikingos, por ejemplo, llegaron siglos antes. Leif Erikson habría desembarcado en Terranova alrededor del año 1000. Excavaciones en L’Anse aux Meadows confirman asentamientos nórdicos en esa zona, lo que desmonta la idea de que Colón fue el pionero.
También existen teorías sobre contactos con pueblos asiáticos. Similitudes culturales entre América y Asia, como técnicas agrícolas, textiles y ciertos instrumentos, sugieren posibles visitas desde China o Japón. Incluso se plantea que navegantes polinesios llegaron a Sudamérica, basándose en la presencia del camote en Oceanía, una planta originaria de América.
Además, América ya estaba habitada por civilizaciones avanzadas como los mayas, aztecas e incas. Hablar de “descubrimiento” es invisibilizar a millones de personas que vivían aquí.
Es importante cuestionar las narrativas impuestas por la historia colonial. El relato del “descubrimiento” ha servido para justificar procesos de dominación y despojo. Reescribir la historia desde una mirada crítica es un deber ético.
El 12 de octubre debe ser una fecha para reflexionar. Colón no descubrió un continente vacío, sino que llegó a tierras con historia, cultura y vida. Reconocer esto es un acto de justicia histórica. (O)
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