
Cada 23 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Perro Adoptado, una fecha que invita a reflexionar sobre el valor de dar una segunda oportunidad de vida a quienes alguna vez no tuvieron hogar. Sin embargo, la adopción de un perro no termina con el acto generoso de abrirle las puertas de casa: empieza ahí un proceso lleno de aprendizajes, rutinas nuevas y retos que requieren paciencia, compromiso y mucho amor.
Expectativa vs. Realidad de adoptar un perro
Expectativa: “Con amor será suficiente”.
Realidad: Un perro adoptado puede llegar con miedos, inseguridades y hábitos adquiridos en la calle o en un refugio. Los primeros días suelen ser de ansiedad, llanto nocturno o intentos de escape.
Expectativa: “Se adaptará rápidamente a la familia”.
Realidad: El proceso puede tomar semanas o meses. Para Andrea Aguirre, experta en comportamiento animal de Mundo Mágico de la Mascota, existen tres fases críticas: 3 días de nerviosismo, 3 semanas de aprendizaje y hasta 3 meses para lograr un entorno de confianza.
Expectativa: “Será fácil integrarlo con otros animales de casa”.
Realidad: Cuando ya existen mascotas, el proceso de presentación debe ser gradual y bajo supervisión, pues el perro adoptado entra a un territorio previamente ocupado.
Expectativa: “Un perro adoptado siempre será agradecido y cariñoso desde el inicio.”
Realidad: Muchos perros necesitan tiempo para generar confianza. Algunos pueden mostrarse temerosos, evitar el contacto físico o incluso reaccionar de forma defensiva mientras se adaptan a su nueva familia.
Expectativa: “El perro no puede dejar atrás problemas de conducta adquiridos en la calle.”
Realidad: Algunos perros pueden arrastrar traumas de abandono o maltrato, lo que se refleja en ladridos excesivos, miedos, destrozos o ansiedad por separación. Estos comportamientos no desaparecen de inmediato, pero con entrenamiento y acompañamiento profesional pueden mejorar notablemente.
La experta brinda 5 recomendaciones esenciales para que los tutores apliquen tras la adopción:
- Establecer rutinas diarias: Es importante definir horarios para la alimentación, paseos y descanso transmiten seguridad al perro.
- Atención sanitaria inicial: Desde el ingreso del perro se debe realizar un chequeo veterinario completo, programas de vacunación, desparasitación y nutrición adecuada.
- Ajustes en la dinámica familiar: La familia debe sincronizarse en tareas de cuidado, alimentación y entrenamiento conjuntamente.
- Entrenamiento y vínculo: El uso de refuerzo positivo, paciencia y constancia ayudan a construir confianza y corregir conductas.
- Adaptación emocional: Reconocer que la adaptación toma tiempo y cada perro tiene su propio ritmo.
“Cuando hablamos de adopción responsable, es importante entender que no siempre todo será perfecto desde el inicio. Lo fundamental es que las familias sepan que estos retos son normales y que, con rutinas claras, cuidados veterinarios adecuados y mucho compromiso, los perros adoptados logran transformarse en compañeros leales y felices” asegura Aguirre.
Adoptar es un acto noble, pero también implica compromiso. Lo más valioso no es solo abrir la puerta de casa, sino construir un hogar donde el perro adoptado encuentre seguridad, cariño y oportunidades para crecer.