En un escenario empresarial cada vez más desafiante, donde la volatilidad económica, los riesgos operativos y las exigencias del mercado obligan a actuar con anticipación, proteger el patrimonio empresarial no es una opción: es una necesidad estratégica. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), el 70 % de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) en Ecuador enfrentan al menos una interrupción operativa al año, ya sea por robos, accidentes o desastres naturales.
A pesar de esto, estudios del mercado asegurador local (Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, 2024) indican que apenas el 22 % de estas empresas cuenta con algún tipo de seguro. La brecha entre los riesgos existentes y la cobertura contratada deja en evidencia una oportunidad urgente: incorporar el seguro como una inversión clave para el futuro empresarial.
En este escenario, pensar en el seguro como un gasto accesorio resulta cada vez más obsoleto. Hoy se habla de “blindaje inteligente”: una visión moderna del seguro como inversión estratégica que permite a las empresas anticiparse a escenarios adversos, proteger sus activos más valiosos y generar estabilidad en su operación.
Un escudo financiero contra lo inesperado
Cada empresa, sin importar su tamaño o industria, está expuesta a una diversidad de riesgos: incendios, robos, fallas eléctricas, responsabilidad civil, accidentes laborales, entre otros. El seguro empresarial actúa como una red de seguridad financiera que permite absorber el impacto de estos eventos sin comprometer la continuidad del negocio.
“Una póliza bien diseñada permite a las empresas recuperarse más rápido tras una crisis, evitando el endeudamiento o incluso el cierre; invertir en seguros no es solo proteger lo que tenemos, es también abrir la puerta a lo que podemos construir, porque las empresas del futuro son las que se preparan desde hoy.”, comenta Ma. Augusta Lucio, Gerente de Desarrollo de Negocio de Seguros Alianza.
Además, contar con seguros adecuados mejora la imagen de la empresa ante socios, proveedores y clientes, quienes valoran la responsabilidad y previsión como pilares de confianza.
Un seguro para cada etapa del negocio
No todas las empresas tienen las mismas necesidades. A medida que un negocio evoluciona, también lo hace su nivel de exposición al riesgo. Para la experta, identificar estas etapas y adaptar las coberturas correspondientes es parte del blindaje inteligente, por ejemplo:
- Emprendimientos recientes: suelen beneficiarse de seguros que cubren robos, daños materiales o interrupción operativa.
- Empresas en crecimiento: deben considerar pólizas de responsabilidad civil, seguros para el transporte de mercancías o protección para activos digitales.
- Negocios consolidados: requieren planes integrales que incluyan multirriesgos, seguros patrimoniales o cibernéticos.
Una cobertura adecuada no solo protege bienes materiales, sino también la operación y la confianza de clientes, proveedores y empleados.
Más allá del aspecto financiero, invertir en seguros también representa una forma de innovación operativa. En la actualidad, las pólizas no solo ofrecen compensación económica, sino servicios complementarios como asistencia técnica, asesoría legal, inspecciones preventivas y acceso a plataformas tecnológicas para la gestión de riesgos.
“El seguro ha dejado de ser un documento guardado en una gaveta: ahora es una herramienta viva que forma parte de la planificación y estrategia empresarial”, subraya la representante.
La gestión proactiva del riesgo se ha convertido en un componente clave de la reputación empresarial. Empresas aseguradas no solo están mejor preparadas ante eventualidades, sino que también demuestran responsabilidad con sus empleados, sus clientes y el entorno.
Además, contar con seguros adecuados puede ser un requisito para acceder a licitaciones, financiamientos o alianzas estratégicas, lo que convierte al seguro en un facilitador de nuevas oportunidades de negocio.
