El tiempo teje

OPINIÓN | El calendario Gregoriano, instaurado por el papa Gregorio XIII hacia 1582, establece el primero de enero como día de inicio del año; esa simbólica barrera que separa cada 31 de diciembre del primero de enero, nos convoca para, entre propósitos y promesas, retarnos a caminar nuevas ilusiones y metas.

El 2020 fue un año duro; la pandemia de la Covid-19, con más de ochenta millones de contagios y dos millones de muertes en todo el mundo, cambió nuestra plataforma de relación e interacción, provocando también una profunda crisis económica de escala global.

El 2021 llega con la promesa de la vacuna, del retorno de una normalidad que, aunque diferente, será tanto más dinámica y nos permitirá volver a reconstruir, no la economía, sino la vida, reunirnos y abrazarnos. El año nuevo nos convoca una vez más, pero, esta vez, con un sabor más profundo y renovador.

Quiero compartir el poema “Nuevo año en el telar del tiempo”, de Corina Bruni: “El tiempo teje, y no cesa un instante de tejer, con los recuerdos de ayer o el valor de una promesa. Ahora ha desenrollado su ovillo de lana verde, para tejer lentamente- las emociones del año. Y escogerá sentimientos armoniosos o contrarios, con que adornará muestrarios para lanzar a los vientos”; porque el tiempo teje y no cesa un instante de tejer y en cada puntada traza la línea en que caminamos la vida y construimos los sueños e ilusiones que nos motivan a emprender en cada jornada una aventura.

El tiempo teje y no cesa un instante de tejer y en su caminar constante dibuja los retos que moldean nuestro carácter. El tiempo teje y no cesa un instante de tejer y el baúl de los recuerdos atesora las historias que cantan los pasos que dan cuenta de cuánto somos, de cuánto llegaremos a ser… (O)