Ruego

Aurelio Maldonado Aguilar

Nos acercamos a doscientas muertes violentas en lo que va de enero. Espanta observar asesinatos aleves y brutales con fusiles y ametralladoras disparando a quema ropa a víctimas que no tienen tiempo de volver los ojos a los agresores y reciben decenas de balazos, muriendo sangrantes en veredas o en autos que quedan como coladeras. Las cámaras de seguridad de barrios y negocios, muestran claramente a los asesinos sin máscaras movilizándose sigilosos en motos o camionetas robadas. Es clamor y ruego ciudadano desesperado, tomar medidas que logren sanear esta horda de asesinos. Que todo viene por el narcotráfico y sus reyertas de poder y territorio es bien sabido, presidente y que todo se ordena desde las cárceles donde viven cómodamente los cabecillas como verdaderos padrinos dueños de vida y acciones en penitenciarias que están bajo su dominio que el ejército y policía no logra controlar por años, también sabemos. Que los victimados, en su gran mayoría, tuvieron vínculos con argucias de exportación o microtráfico de drogas, es evidente. La policía mal pagada y corrupta, también es parte del sistema con narcogenerales y guías penitenciarios que flaquean ante pagos generosos de los mafiosos. Que aquellos que honran el uniforme y defienden al ciudadano y que disparan y matan al asesino que le agrede arma en mano, son recluidos por jueces obtusos o comprados y por el mal entendido grupo de los derechos humanos que ven el derecho del asesino y no les importa aquel de la mayoría del conglomerado policial honesto y ciudadano. El ruego empieza presidente, que disminuya burocracia y reduzca sus sueldos dorados junto con los que ganan asambleítas adefesios y con ellos forme una policía incorruptible y preparada, que, con leyes a su favor, pueda clavarles un balazo en medio de la frente a los asesinos sin tener que ir a la cárcel. Muchos opinan y con razón, que cuando un gobierno se fortalece con milicia y policía, termina siendo un autócrata como fueron alacranes como Hitler, Stalin, Castro, Hussein, Gadafi, Kim, entre otros gazapos que así empezaron, si, cosa que, sr presidente, por su carácter conciliador y democrático, confiamos en que nunca suceda. Nuevas leyes de protección y acción policial, armas y equipo de alto entrenamiento incluso con francotiradores e inteligencia bien dirigidos, no como aquella del prófugo belga, tener grupo especializado en paros, roturas de vías, destrucción de ciudades, quema de contraloría y control de ignorantes indígenas revoltosos asalariados desde dictaduras bien conocidas, es nuestro ruego. (O)