Poesía y literatura

Francisco Cherrez Tamayo

Sin lugar a dudas nuestra Ciudad se ha convertido en un referente de la cultura, en todas sus manifestaciones. Es gratificante saber que en música, poesía y literatura, nuestra urbe en particular, vive una etapa de apogeo, con la aparición de nuevos autores que por la calidad en sus expresiones literarias, nos mantienen a la expectativa de sus nuevas creaciones. La semana anterior, organizada por el grupo literario PEN (poetas, ensayistas y novelistas), cuya coordinación está a cargo del destacado escritor Carlos Vásconez, se llevó a cabo con mucho éxito una velada poética, en la que intervinieron notables y sensibles poetas cuencanos como Isabel Aguilar, con su lírica clara y definida; Juan Carlos Astudillo, que ya no es una promesa, sino una realidad de la poesía ecuatoriana; Catalina Sojos, que como el buen vino, mientras más añejo se saborea mejor, cada vez nos sorprende con su nueva y excitante producción literaria; finalizó la velada con la invitada María Fernanda Ampuero, destacada escritora guayaquileña, luchadora, feminista, periodista, autora de muchas obras. A través de sus versos crudos, inflexibles y severos, nos llama a la reflexión sobre el acoso, el maltrato y la discriminación que todavía se mantiene en contra de las mujeres en nuestro país, y de Guayaquil en particular, en ésta época en que predomina una sociedad violenta y machista. De igual manera el viernes pasado, en el museo de las Conceptas se llevó a cabo el lanzamiento del libro titulado “Para volver a leer” del escritor, periodista y catedrático Ramiro Diez, donde se relatan una serie de cuentos, basados en hechos reales, los mismos que son un deleite leerlos, porque le mantienen extasiado y en suspenso al lector; un libro desde todo punto de vista recomendable. La presentación de la obra estuvo a cargo del ilustre poeta y escritor Jorge Dávila Vásquez; fue un programa muy sugestivo y seductor, ya que se abrió el debate entre el autor, el presentador y el público en general, llegando a producirse una tertulia muy provechosa entre los asistentes; las preguntas y los comentarios se basaron en el origen de los temas del libro, así como la preocupación del por qué los jóvenes estudiantes han dejado de leer. En hora buena por estas reuniones culturales, que Cuenca siga vibrando con sus músicos, artistas, ¡poetas y “locos”! (O)