La inseguridad

Por encima de la corrupción y hasta de la falta de empleo, la inseguridad es percibida por gran parte de los ecuatorianos como el problema que más le preocupa.

Robos, asaltos a mano armada, narcotráfico, microtráfico, estafas por medios digitales, abigeato, son parte del entramado delictivo que va en aumento. Y no queda atrás el sicariato, con el que bandas delictivas saldan cuentas entre sí.

De ese mundillo del mal no queda atrás Cuenca. Aquí, el sábado anterior, cinco sujetos encapuchados y bien armados entraron a un domicilio donde se jugaba un bingo. Se llevaron todas las pertenencias de los presentes, recuperadas luego por la Policía, que detuvo a los sospechosos.

Pero este caso apenas es uno de los tantos y tantos que ocurren, y cada vez con más alevosía. Esto demuestra que la ciudad ya es víctima de una delincuencia estructurada, bien armada. Opera, ya no esperando a las víctimas por casualidad, sino “estudiando” sus movimientos de rutina.

Trasciende que de noche circulan vehículos para perseguir a otros, seguramente para robar o cometer otras fechorías; bandas de asaltantes frecuentan las zonas rojas de la ciudad ya identificadas por la Policía. Ahora, incluso hasta los parques lineales. El crimen de un joven, ocurrido días atrás, precisamente en uno de estos lugares de recreación, confirma la teoría del avance delictivo en el que está inmerso Cuenca.

Los planes operativos que organiza la Policía en Guayaquil, Quito y en El Oro, suelen hacer que los delincuentes se trasladen a otras ciudades, y a Cuenca en particular.

Hasta ahora no se sabe qué plan estén organizando las autoridades locales, no solo para detener esa potencial arremetida, sino para estructurar uno que controle el ímpetu delictivo que experimenta la capital azuaya.

Ya basta de calmar a la población con estadísticas que comparan el índice delictivo de una época con la de otra. Simplemente el problema está allí y se agrava.

El Estado, que es el responsable de la seguridad ciudadana, no puede dejar en la indefensión a la población, o a merced de que debe autoprotegerse con chats comunitarios o enrejando sus casas.