La lacra populista

Hernán Abad Rodas

Los populismos se arman en el diario trajinar de los pueblos que viven cobijados bajo el oscuro manto del desempleo y la injusticia social, pero todos ellos coinciden en su carácter autoritario.

La débil institucionalidad latinoamericana, está constantemente amenazada por el populismo mesiánico, que surge una y otra vez, desastre tras desastre, con la promesa falaz, repetida hasta el cansancio, de refundar la patria.

Las ofertas de esta lacra populista por lo general, absurdas, insólitas o imposibles, suelen pasar por un presunto cambio que en el fondo no cambiará nada, pero en la forma, eso sí, permitirá concentrar en una sola persona el poder absoluto, que, entre otras ventajas, neutralizará o anulará a sus contradictores y enemigos, y garantizará la impunidad propia, y la de sus colaboradores y compinches.

La historia de la lacra del populismo mesiánico ha sido repetitiva: remarcar, inventar o reescribir los errores del pasado; crear enemigos que sean responsables de todos los males verdaderos o falsos, autonombrarse redentor y líder de la nueva nación; asegurar a unos el paraíso y a otros el infierno; llegar al poder sin un centavo, para luego convertirse en millonario; y, al final, tarde o temprano, terminar preso, enjuiciado o fugado con todo el botín, encaletado en la guarida ratonil.

Los caudillos populistas no tienen una ideología definida, juegan a la izquierda o a la derecha, al capitalismo libertario o al socialismo moderno, pero se basan en la excitación de sentimientos nacionalistas y pasiones.

En los países en donde reinan los gobernantes populistas, los problemas sociales y económicos no desaparecen, la pobreza coexiste, la delincuencia se incrementa, la frustración política colectiva persiste, al no conseguir el tal paraíso prometido por los falsos profetas.

Para los bandoleros populistas, refundar la patria no es más que, arrasar con todo para luego edificar la misma estructura a la medida del nuevo tirano.

Los saqueadores del país han puesto a un joven candidato, representante idóneo del nefasto populismo.

Aquellos valles y montañas de nuestra geografía planetaria que pusieron fuego en la imaginación, y en el corazón, de algunos libertadores, ven cómo una red de oscura desesperanza, cobija a nuestro convulsionado mundo. (O)