Captadoras ilegales de dinero

La oportunidad de obtener dinero fácil y abundante con solo depositar en una supuesta empresa financiera vuelve a asombrar al Ecuador.

Parece que muchos ecuatorianos no aprenden de las dolorosas experiencias que dejó la ilícita actividad de captar dinero sin tener el soporte ni la autorización de la Superintendencia de Bancos.

Escenas como las vividas en Machala, en 2005, tras la muerte nunca esclarecida del “Notario Cabrera”, más las grandes sumas de dinero que perdieron cientos de miles de personas no han sido un escarmiento.

Aún esta fresca en la memoria colectiva lo ocurrido en 2017, cuando apareció en Azuay la empresa MTCOIN en cuya pirámide financiera se perdió millones de dólares de incautos depositantes, mientras sus directivos y contubernios se alzaron con todo.

De pronto asoman empresas que consiguen el Registro Único de Contribuyentes en el Servicio de Rentas Internas para cumplir determinada actividad económica; pero terminan haciendo otra, y, es más, delinquiendo.

Eso ha pasado en Quevedo con la empresa Big Money. Su dueño, un militar que ha pedido la baja, en apenas dos meses ha logrado que algo más de 5.000 personas le entreguen su dinero por el que pagaba el 90 % de interés. Este porcentaje no se compara con el establecido por el Banco Central cuya tasa pasiva referencial anual es 4,28 %.

El solo hecho de ofrecer semejantes intereses ya debe hacer pensar dos veces a la gente. Pero como la “avaricia rompe el saco” se arriesga sin la menor reflexión.

Quienes prometen hasta quintuplicar el capital captado apelan a las emociones de las personas. Su don de convencimiento es propio de los que tienen espíritu estafador.

La gente que cae en el señuelo pierde el sentido de la proporción. Hasta se endeuda para depositar, vende sus bienes. Busca a más clientes, comenzando por su entorno familiar y de amigos; pues, hasta por esto le pagan una comisión cuantiosa.

Esas son alarmas suficientes para que otros no caigan en la tentación que lleva a la quiebra. Lo ocurrido en Quevedo, ojalá cale en la conciencia ciudadana, y que la Justicia se haga sentir.