Abriendo Camino

Andrés F. Ugalde Vázquez. @andresugaldev

El estado al que han reducido a nuestra Cuenca es ya motivo de indignación. La certeza del aislamiento. La humillante rutina de indagar primero si la vía a la costa por el Cajas está abierta y el tortuoso peregrinaje por las agrestes carreteras del Cañar. ¿La alternativa? Un pasaje aéreo, a precios ridículamente altos, para partir desde un octogenario aeropuerto que hace décadas cumplió su vida útil y ahora representa un peligro inminente para la ciudad.

Y yo me pregunto ¿Cuándo vamos a aprender que el desarrollo es imposible en el aislamiento? Y más aún ¿En qué momento fue que la orgullosa Cuenca aprendió a bajar la cabeza y se resignó a este rol de ciudad de segunda categoría? Y no, Cuenca es mucho más que eso. Cuna de la producción per cápita más potente del país; poblada de campos de producción; patrimonio de la humanidad y por mucho principal polo del sur. Territorio que, hace rato exige y demanda una infraestructura capaz de contener su inmenso potencial. Y no se trata, mucho cuidado, de plantear soluciones parche. De abrir la vía hasta el siguiente deslave; de reforzar una pista de aterrizaje para seguir recibiendo dos vuelos por día. ¡Lejos de eso! Se trata de romper este vasallaje de 200 años y decidir que los recursos de Cuenca se queden en Cuenca.

Y dentro de esto, sin duda, el proyecto emblemático será el aeropuerto internacional, cuyos estudios existen hace varios años y plantean, como una contundente realidad, la posibilidad de construirlo en Tarqui para acoplarse con la zona franca, el nuevo parque industrial de Chaullayacu. Un estudio que rompe el viejo paradigma de la imposibilidad climática y se levanta como un potente motor económico, capaz de generar miles de empleos y decenas de millones de dólares para la economía austral, permitiendo el ingreso directo del turismo y la salida expedita de la producción. Y el camino, para lograrlo, no será ciertamente bajando la cabeza, sino subiendo la mirada para escrutar el cielo por el cual deberán surcar los vuelos internacionales que lleven nuestra riqueza al mundo entero y conecten nuestra tierra con su porvenir… (O)