Elecciones en marcha

Se aprobó el calendario electoral para organizar los comicios a fin elegir alcaldes, prefectos, miembros de las juntas parroquiales y vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

Así lo resolvió el Consejo Nacional Electoral (CNE), iniciando un periodo político cuya fecha cumbre será el 5 de febrero de 2023, día de las elecciones. Están determinadas las fechas para el cumplimiento de cada actividad en las etapas preelectoral, electoral y poselectoral entre 2022 y 2023.

Una vez más los ecuatorianos serán convocados a las urnas para elegir autoridades propias de sus respectivos territorios, conocedoras – se supone- de sus realidades, necesidades y aspiraciones.

Sin embargo, el proceso comienza con no buenos augurios; pues el propio vicepresidente del CNE, Enrique Pita, días atrás confirmó la obsolescencia del sistema informático para la transmisión de los resultados.

Eso se dijo ya en las pasadas elecciones. Se pone en duda la transparencia de los resultados. La voluntad popular no puede supeditarse a una tecnología obsoleta, más si hay antecedentes nada satisfactorios como los denunciados “apagones” y otras “metidas de mano”.

Las autoridades electorales deben aclarar tan preocupante hecho, y los mismos partidos y movimientos exigir correctivos.

Las elecciones, también se organizan en medio de la proliferación de movimientos políticos, los más, creados solo para satisfacer ambiciones personales, de figurar, de ofrecerse al mejor postor, de actuar como chimbadores, o como satélites para fortalecer a uno con más poder.

Así las cosas, los electores volverán a tener largas papeletas con cinco, ocho, diez, doce y hasta diez y seis candidatos.

No necesariamente eso significa democracia; más bien dispersión, confusión, desinformación; de pronto hasta puede derivar en abstencionismo.

Con ese posible enjambre de candidatos, ¿Cómo pueden desarrollarse los debates resueltos por el CNE?

Aún es tiempo de hacer algunos ajustes, correctivos, reformas a lo mejor, para garantizar un proceso transparente y no trabado.