Arboles patrimoniales

Nicanor Merchán Luco

En el levantamiento indígena que acabamos de pasar, en el que se perdió la palabra, la argumentación, el análisis, el discurso por la fuerza, en el que la razón concedió paso a la fuerza, por las redes sociales se pudo ver que se derribaron unos hermosos y gigantes árboles y se los lanzaban sobre las carreteras, éstos casi sin dudar eran árboles patrimoniales. El árbol monumental o patrimonial se destaca siempre por su longevidad, por su gran tamaño, por ser enormes o llenos de follaje, por su belleza, por sus formas, por estar estrechamente vinculados con el paisaje, por su importancia histórica o por ser una especie exclusiva.

Los árboles patrimoniales son entonces los de mayor edad que pueden igual con los de su especie, permanecer en forma conjunta o mantenerse como una especie aislada, solitaria, que su copa de árbol crea un microclima, genera sombra y disminuye la temperatura ambiente, es aquel árbol que se considera excepcional por su belleza exclusiva, generalmente las ciudades y los pueblos los detectan, los clasifican y los señalan. En la Cordillera de los Andes hay cientos, miles de árboles patrimoniales. En Quito se destacan más de 37 asombrosos ejemplares de los bosques montanos.

Pues algunos de estos árboles fueron talados por quienes identifican a estas especies con mucha facilidad. En Cuenca, los estudios señalan que existen 47 árboles patrimoniales destacándose el cáñaro, sobresalen el capulí, el sauce, el arrayán, el aliso, el olivo, el podocarpus, entre otros. En el Parque Calderón señalan que existen 5 árboles patrimoniales de guabisay, romerillo y palma nacional. Ya sea por su antigüedad o por su gran tamaño o por estar integrado a un hermoso paisaje. Afortunadamente siguen en pie y a nadie se la ha ocurrido talarlos. (O)