Reaccione señor presidente

Ecuador está al borde de la catástrofe social como consecuencia del ataque perpetrado por los carteles del narcotráfico cuyas acciones criminales llegaron a extremos insospechados este martes 1 de noviembre de 2022.

No se trata de sembrar alarma y pánico entre la población, peor de exagerar los hechos. La cruda realidad es vivida y sentida por todos los ecuatorianos.

El Estado, escuche señor presidente, ha sido rebasado de largo por el narcotráfico. Le ha declarado la guerra. Está dispuesto a arrasar con todo, a desangrar al país, a penetrar en su tejido social aprovechando la extrema pobreza de amplios sectores sociales, quién sabe a ser parte del accionar político, a buscar los entresijos de una débil administración de justica para reinar a su antojo.

Excepto los insensibles y quienes son parte de ese monstruo no se habrán contrariado al informarse sobre la explosión de coches bomba en Guayaquil y Esmeraldas; igual la denotación de otros diez artefactos explosivos.

Esto, ¿acaso no es una declaratoria de guerra? ¿Están dejando que nos “Medellicemos”; que vivamos como en otras ciudades mexicanas, donde los narcos mandan a sangre y fuego?

Dos policías son las víctimas mortales de esa barbarie. Agrandan la lista de los caídos en el cumplimiento de su deber, mientras a su institución el Estado es incapaz de dotarle hasta de chalecos antibalas, peor de vehículos.

¿Cómo así no reacciona señor presidente? Si lo hace, lo hace como quien intenta impedir la crecida de un río con las manos.

No podrá hacerlo solo, es cierto. La penetración del narcotráfico tiene una larga data, también es cierto.

Pero usted debe liderar una verdadera cruzada, sentando en la misma mesa a todos, incluso a sus adversarios políticos; es decir, una auténtica movilización social.

Mientras el país está dolido por lo ocurrido ayer, usted pretendió viajar a Estados Unidos. Ha desistido. Irse, hubiera sido un dislate.

Reaccione, reaccione señor presidente. La inseguridad nos está comiendo vivos.