Si así llueve, que no escampe

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

De regreso de unas vacaciones distendidas me estoy empapando de la realidad nacional y local. He escuchado con agrado las declaraciones del nuevo alcalde, Cristian Zamora, sobre crear el primer Hospital Municipal de la Mascota que funcionará, una vez posesionado en el cargo, en menos de tres meses. Bien por ello. Todos los animales merecen ser tratados con respeto y consideración. También expresó, el día de la marcha multitudinaria por la vialidad del Azuay, que no se va a amilanar ante el ministro de Obras Públicas sino entrega los recursos necesarios siendo Cuenca uno de los cantones que más tributa al erario nacional. Y, de ser necesario, hará levantar a toda la ciudad para que el gobierno atienda nuestras apremiantes necesidades viales. “Aquí van a tener a un alcalde con liderazgo. No me voy a amilanar. Voy a defender a Cuenca”, exclamó. Aparentemente, bien fajado los pantalones; lo opuesto de lo que hemos presenciado con el alcalde saliente.

Cuán abisal la diferencia entre el discurso inapetente y vanaglorioso de Palacios y el vehemente de Zamora. Hago votos para que esos bríos se incrementen durante su gestión y pueda cumplir lo que prometió en campaña. Denunció una pauta por 240.000 dólares a pocos días de terminarse la administración actual. Siguen las sinvergüencerías…

De los cuatro exalcaldes con los que desayunó, sólo dos podrían aportar sugerencias e ideas serias, productivas y viables. De los dos restantes, a los que les persigue el estigma del correísmo, debería mantener una distancia razonable; no vaya a ser que le contagien sus mañas sobre acuerdos entre privados y contratos con sobreprecio. Sobre el tema de los radares ha vuelto a decir una y otra vez que va a dar de baja el contrato. Por otro lado, la reunión que mantuvo con los concejales electos para entregarles tres proyectos de ordenanza que incluyen combatir el microtráfico e inseguridad; emprendimientos y consejos barriales, dan una clara muestra de que no pierde el tiempo. Le lleva la delantera. No obstante, y sin querer sonar pesimista, reconozco que mi escepticismo está latente. Tantos políticos que llegan al poder prometiendo el oro y el moro, y al final, no logran concretar ni la mitad de sus proyectos.

Si así llueve, que no escampe en los próximos cuatro años. Porque los cuatro anteriores, nos han tenido más secos que los mares lunares. (O)