Una vergüenza para el MTOP

Jorge L. Durán F.

¡Cómo más puede catalogarse!

Todos, absolutamente todos, saben la destrucción de gran parte de la vía Cuenca-Girón-Pasaje, el único chaquiñán que aún queda en el Ecuador a estas alturas del siglo XXI.

Aun los sordos y ciegos, incluyendo los que se hacen, saben que desde mucho tiempo atrás, un socavón comenzó a abrirse a 500 metros de la “Y” del Ramal, entrada a Santa Isabel.

Un hueco más de entre los miles que hay a lo largo de ese chaquiñán, habrá dicho la burocracia del MTOP, que guiada por el movimiento de las nubes se entera de lo que pasa en el Azuay.

¿Un hueco? No; qué va. Se convirtió en socavón enorme, consecuencia de una masa de tierra que silenciosamente se desliza desde cientos de metros hacia arriba, y que a ninguna autoridad parece preocupar.

Han ido para verlo, desde ministros de Obras Públicas, hasta gobernadores, subsecretarios zonales del MTOP, como han estado en los demás socavones, derrumbes y hundimientos que hay a lo largo de aquel chaquiñán, útil más bien para una competencia internacional tipo Dakar.

Todos ellos prometieron y se recontracomprometieron. Que ya viene el dinero de los “recursos disponibles” del MTOP; que ya viene de un crédito internacional; que ya, ahora sí, por la emergencia declarada no sólo se arreglará ese socavón, sino los habidos y por haber, y toda la vía misma, es decir el chaquiñán con membrete de carretera interprovincial.

¿Y? Y que sólo faltan los estudios. Aguanten. Ya mismo están; mandamos a que nos haga la NASA; luego serán revisados por la nave espacial interplanetaria ORION tras su regreso de Marte y, finalmente, el visto bueno lo dará el ministro, siempre y cuando no lo cambien; pues, si eso pasa, todo volverá a cero. Recen.

Y sí, hasta tanto, es decir, hasta que retorne la ORION, los transportistas, popularmente conocidos como “volqueteros”, decidieron, por su cuenta, intervenir rellenando el socavón que, repetimos, como el existente en Léntag, se tragó ministros, gobernadores, subsecretarios, cuyo saldo es un palabreo sin fin.

Qué vergüenza “don MTOP”. ¡Sonrójate si aún te queda algo de rubor! Debes avergonzarte sólo de ver que gente pobre, pala en mano, rellena las grietas existentes en otros tramos a cambio de caridad, que casi nadie los da.

El periodista Guillermo Guanga escribió en Facebook que esa vía es víctima de las “siete plagas”. Diría yo, multiplicadas por siete y hasta setenta veces siete.

Sentados sobre el edificio del MTOP aplaudamos a los “volqueteros”. ¿Uno de ellos no querrá ser ministro; subsecretario zonal 6 cuando menos?  (O)