Improvisación de terminales

Desde hacía varios años, en la Panamericana Sur, sector Narancay, a cien metros del distribuidor de tráfico en la entrada a la parroquia Baños, se improvisó una “terminal terrestre”.

Fue una de las tantas consecuencias por la construcción de la ruta tranviaria en la avenida de Las Américas. A la altura de la fiera libre El Arenal funcionaba aquella terminal.

Buses del transporte interparroquial, intercantonal e intraprovincial, hicieron de ese lugar el embarque de pasajeros.

Usuarios de esas líneas de transporte se negaban abordarlos en la terminal terrestre ubica en la avenida España, es decir, al otro extremo del aquel punto de referencia.

Así de simple. Ninguna autoridad tuvo el acierto de cuando menos avizorar los problemas: caos vehicular, ventas informales de todo tipo y el conglomerado de pasajeros, disputándose los asientos.

Mientras se construía la ruta tranviaria ese múltiple caos se trasladó al sector Narancay, agravándose más. Las administraciones municipales de turno, pese a los llamados de atención, miraron a otro lado.

Ahora se decide suspenderla. Las reacciones en contra no se han hecho esperar. Los comerciantes informales exigen se les “devuelva” el lugar. El sábado anterior demostraron su inconformidad quemando llantas para impedir el tránsito vehicular.

La decisión municipal es emplazar la “parada sur” en la plataforma itinerante de Narancay, ubicada más abajo de la vía. Comerciantes, conductores y pasajeros no están de acuerdo. Les sobran los argumentos.

Uno de ellos: la salida de buses, taxis, hacia la Panamericana tornará más caótico y peligroso el lugar.

A lo mejor tienen razón. Aquél es un punto crítico del tránsito. Allí confluye e inicia también el “embudo vehicular” ante la falta de un acceso con varios carriles, cuya construcción quedó en nada.

Si para ese sector no se toman soluciones integrales y bien planificadas, como construir una terminal, el problema va para largo.