A media noche

Ana Abad R.

A confesión de parte, relevo de pruebas. ¿A quién temían quienes se sienten ya ganadores? La torpeza política y la miseria humana no tiene límites. La impugnación a la candidatura de Cristian Zurita, a media noche, con argucias legales en estos dolorosos y críticos momentos que vive el país es un sinsentido a la razón que causa aún más incertidumbre y desazón a la sociedad ecuatoriana. Intereses mezquinos y la oscura actuación del CNE nos coloca al borde del colapso social –aunque guardamos la esperanza que las autoridades electorales no den paso a este desatino imperdonable. Esto sin olvidarnos que causó sufrimiento y desasosiego el encuentro de los presidenciables que, sin entender la dinámica planteada, sin escuchar a sus contertulios, sin saber preguntar y menos responder, ensombrece aún más, en pleno periodo electoral, la dramática situación socio económica y política del país. El asesinato de Fernando Villavicencio no es un crimen cualquiera, es un delito político y, por tanto, de lesa majestad del Estado, es prueba de la nefasta relación entre política y narcotráfico, y convierte a estas elecciones en el proceso más violento en nuestra historia reciente. Este domingo de elecciones debemos decir todos al unísono: ¡Sí a la Vida! (O)