Asambletitis

José Chalco Salgado @jchalco

            Hay que tener cuidado con el virus de la “asambletitis” que está de moda y ronda el Ecuador. Desde el Palacio Legislativo hasta el último territorio del país.

            Trae consigo serios problemas para la salud democrática y republicana del Estado. No es menor. Una fiebre desmedida por blindar a las bandas y los bandidos, dejando a un lado a los ecuatorianos de bien. Intenciones por reformar -a toda velocidad- el Código Orgánico Integral Penal inventándose obscenas fórmulas en favor de los delincuentes (recurso de revisión de oficio con plazo para jueces, archivo de investigaciones a petición del investigado, ruptura de la investigación fiscal reservada para que entreguen a los asambleístas). Viajes -tácticos- de su presidente a quién sabe dónde y para quién sabe qué.

            La virulencia del virus es alta. Invención de un juicio político que viola la Constitución y la Ley, con la inobservancia del proceso de admisibilidad regulado buscando desestabilizar y destituir a la Fiscal General que investiga a los delitos y a la corrupción en el Estado. Aprobación flash, con pacto o sin él, de reformas legales inconsultas y de corta mirada, exclusivamente para satisfacer a minúsculos grupos y no al país. Desorden y caos.

            La asambletitis tiene también un efecto secundario. Inventarse, por ejemplo, cualquier barbaridad jurídica con el objetivo de satisfacer a subterráneos intereses y minar a la razón. Pensando, tal parece, en cuidar el botín y nada más. Así, en este último tiempo, dicen hacer el “mérito de investigar” el caso Purga desde la Comisión de Fiscalización. Burlesco. Como si el caso Purga investigado por la Fiscal General, no mostrara los extravagantes vínculos existentes desde el Legislativo y sus miembros con las bandas y los bandidos. Con claridad. Eso es obstrucción a la justicia, no aporte alguno. ¿Recuerda usted la investigación por el asesinato de Fernando Villavicencio? Bien gracias.

            Hay que ser serios. La asambletitis anda de moda contagiando a varios asambleístas del país y a otros que no lo son, pero que están cerquita de la Asamblea, de las Cortes y de Carondelet. Con un mínimo de coherencia por el país deberían renunciar, como no lo harán, hay que destituirles por mecanismos constitucionales, exigirles la renuncia, enjuiciarles, suspenderles y sanear al Ecuador. (O)