Bien por los GAD; ¿y ellos?

Si el Ejecutivo no las veta, las reformas a cuatro leyes aprobadas por la Asamblea, se le acabará la potestad al Ministerio de Economía para distribuir recursos a los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).

Alcaldes y prefectos concentrados en la Asamblea, pletóricos aplaudieron esa aprobación. Supone el fin del eterno calvario para recibir, ahora sí, mes tras mes las transferencias.

Los diferentes gobiernos, por diferentes causas, como la crisis fiscal y los bajos ingresos al Estado, siempre han pospuesto las transferencias a los GAD, generándose entre ellos una eterna pugna.

Si finalmente las reformas pasan en el Ejecutivo, los recursos serán transferidos automáticamente por el Banco Central (BCE) a las subcuentas de los GAD dentro de los primeros cinco días de cada mes.

Sobre los montos a recibir, el Ministerio de Finanzas, en los últimos días de cada mes le informará al BCE los aumentos o disminuciones correspondientes. Estos, por lo general, están sujetos a algunas variables económicas como los ingresos petroleros reales al Estado, cada vez menores, y lo serán mucho menos cuando se cierre el ITT.

Tales conminaciones, no solo al citado ministerio sino al BCE, están sujetas, de no cumplirlas, a juicios políticos y destituciones.

La coyuntura política resultó buena para los GAD; pero es lógica y justa considerando los atrasos perennes. Y esto tiene repercusiones en los diferentes cantones, ciudades y parroquias rurales, siempre urgidas de obras elementales.

Pero también alcaldes y prefectos deben asumir sus responsabilidades: no incrementar los gastos corrientes, sino invertir, pero en inversiones de calidad, no en cosas superfluas, peor derrochando en circo y diversión para la gente, aumentando la burocracia, o esquivando el bulto, cuando, por ley, deben revisar los catastros, o asumir otros retos aun a costa de votos.

No es cuestión de a mí me dan la plata mes a mes, sabré cómo la gasto, y allá el Estado sabrá como la consigue.