¿Qué se necesita para sacar a la luz quienes somos? y ¿Qué tenemos dentro de cada uno de nosotros si cada iniciativa, ideología, acción, episodio, escenario y demás son la basta razón para fomentar y reproducir indolencia, saña y hostilidad?
Hemos llegado al punto que la crítica pierde su sentido fundado y razonado para ser la vía de ataques consecuentes a razón de tanta carencia; tal parece que, en tiempos presentes, el acudir a un encuentro del ámbito que fuere, es una cacería impasible y de visible complicidad, más allá de la sátira, más allá de la destrucción.
En el mundo animal son las bestias quienes asechan a sus presas para saciar su hambre, instinto natural y de sobrevivencia, hábitat propio de la fauna de congruencia total; pero de ahí a que personas que se jactan de poseer habilidades duras para hacerle frente a situaciones que requieren de sus capacidades y actúen cual resultado de la incivilización social ¡No es dable!, menos aun cuando en tiempos actuales se volatiza en ambiente electoral la empatía, la sensibilidad y el respeto.
Cuanto me dueles vida si cada vez que busco algo más, me encuentro con la representatividad de lo que no quiero encontrar; cuanto me dueles vida si cada vez que te miro sé que pierdes tu humanidad. (O)