La construcción de una verdadera ciudadanía y de una democracia en sentido estricto requiere la edificación de esferas públicas distintas a la esfera estatal, esto es, de espacios donde las personas se organizan como actores colectivos con capacidad para participar, definir políticas, gestionar y fiscalizar; espacios que se condensan precisamente en el concepto de sociedad civil.
La constitución de esas esferas públicas distintas a la esfera estatal, de unos escenarios públicos alternativos, permitiría a los grupos sociales subordinados contar con sitios de encuentro para emprender procesos comunicativos fuera de la supervisión y control de los grupos sociales y políticos dominantes.
Al decir de Nancy Fraser: “Se trata de escenarios discursivos paralelos, en los cuales los miembros de los grupos sociales subordinados crean y circulan contradiscursos para formular interpretaciones oposicionales de sus intereses, identidades y necesidades”.
Son esos escenarios de lo público no estatal, o de la sociedad civil, los que habría entonces que fortalecer para el logro de otra política, de otra democracia y, consecuentemente, de otra ciudadanía.
En otras palabras, la construcción de una nueva ciudadanía y de una nueva democracia pasa por la construcción de un poder a partir de la sociedad, o a partir del desarrollo de un fuerte y activo movimiento de los sectores que sufren diversas formas de opresión, y exclusión; un poder que estaría en la base de la construcción de otra forma de gobierno: el autogobierno del pueblo. Autogobierno que supone, por lo tanto, más poder para la sociedad y menos poder para el Estado; es decir, una auténtica democracia.
Habría entonces que dar más poder a la sociedad, y más específicamente a lo público no estatal, para establecer lo que sería un nuevo modo de vida social, político y económico; pues, históricamente hasta ahora, la institucionalidad estatal en la mayoría de países no ha podido llevar adelante, con éxito y simultáneamente, la materialización de un mayor desarrollo económico, una mayor más equidad y una acrecentada libertad.
Para esto es necesario un proceso de construcción sostenido de un tejido social cada ves más fuerte y dinámico. (O)