Esta semana dos personas fueron quemadas vivas en Toacazo, Cotopaxi. Bajo el supuesto de robo, la comunidad toma justicia a manos propias y frente a niños prendieron fuego a dos hombres. Parece que nos remontamos a la inquisición, a la conquista española, a la barbarie romana. Nada tiene que ver con justicia indígena, no se confunda.
La cuencanidad no pierde tiempo para opinar sobre la ignorancia y brutalidad; descalificativos van y vienen, y la doble moral hace otra vez su aparición en escena. Sobre la Avenida 10 de Agosto, varios letreros de metal sobre el parten dicen: ladrón atrapado será apaleado.
Sabemos que el sistema de protección y la justicia en el país no son efectivos, pero eso no justifica tomar a la justicia por mano propia, a definir la culpabilidad de un delito, a la tortura y hasta la muerte como sentencia. La cacería de brujas debe terminar. (O)
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