El día internacional de la mujer se celebra en muchos países del mundo, cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, cada 8 de marzo se unen para celebrar su día, recordando una tradición de no menos de 90 años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.
El día internacional de la mujer, se refiere a las mujeres como artífices de la historia, que hunden sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en condiciones de igualdad con el hombre.
La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, en el mundo industrializado, en un período de expansión y turbulencia, de alto crecimiento poblacional e ideología radicales.
La carta de las naciones Unidas, firmada en 1945, fue el primer acuerdo internacional para respaldar el principio de igualdad entre las mujeres y los hombres. Desde entonces la ONU ha creado un legado histórico de estrategias, normas, programas y objetivos acordados internacionalmente, para mejorar las condiciones de la mujer en todo el mundo.
EL empoderamiento de la mujer sigue siendo un elemento central de los esfuerzos de la ONU, para hacer frente a los desafíos sociales, económicos y políticos en todo el mundo; promoviendo la participación de las mujeres en condiciones de igualdad con los hombres, en el logro del desarrollo sostenible, la paz, la seguridad y el pleno respeto de los derechos humanos.
La mujer a la que la Divina providencia ha dotado de la belleza del cuerpo y del espíritu, es una verdad al mismo tiempo abierta y secreta; sólo podremos comprenderla por el amor, sólo podremos tocarla a través de la virtud. Y cuando intentemos describirla, desaparecerá como el humo.
Las mujeres han abierto las ventanas de mis ojos y las puertas de mi espíritu.
Si no hubiera existido la mujer-madre, la mujer – hermana, la mujer – amante, yo habría dormido entre aquellos que perturban la tranquilidad del mundo con sus ronquidos “revolucionarios”.
Muchos hombres intentan comprender la verdad sobre la mujer, pero rara vez han comprendido su corazón, porque muchas veces la miran a través del velo del deseo y sólo ven la forma de su cuerpo; o la miran a través del cristal creciente del despecho, el materialismo, y sólo aspiran a encontrar en ella debilidad y sumisión.
Del corazón de una mujer amable brota la alegría de la humanidad. En verdad, las mujeres son capaces de mecer tiernamente con una mano la cuna de su hijo y con la otra el mundo. (O)