En mis clases de comunicación política uno de los temas recurrentes es el papel que desempeñan de las agendas mediáticas en la imposición de temas que se consideran relevantes para la audiencia. Cabe destacar que esta construcción de agenda no recae únicamente en la responsabilidad de las salas de redacción, sino que también es tarea de la clase política que impone temas a través de la vocería. El desafío, en este sentido, consiste en identificar si existe una estrategia de distracción política o si se trata de un auténtico interés por una discusión temática.
En Ecuador, el ejemplo más reciente es el Decreto Ejecutivo 707 relativo a la tenencia y porte de armas en el país. El presidente Lasso lo anunció públicamente durante una cadena presidencial sobre seguridad, un día después de que la policía confirmara el asesinato de Rubén Cherres, quien estaba vinculado con su cuñado y se sospechaba de su influencia en la contratación para ciertos cargos públicos de alta importancia. Así, la agenda, que en un inicio se centraba en el juicio político autorizado por la Corte Constitucional y giraba en torno a la inminente salida de Lasso y posible sucesión presidencial, se vio inesperadamente alterada por una política pública que autoriza la tenencia y porte de armas de uso civil para defensa personal.
La respuesta de la sociedad ha sido enérgica. El sector académico, por ejemplo, ha presentado un contundente rechazo, haciendo un llamado a promover una cultura de paz. Cabe destacar aquí el liderazgo ejercido por la Universidad de Cuenca, cuya iniciativa fue acogida por buena parte de la comunidad científica y académica del país. Asimismo, quienes identifican en estas posturas presidenciales y legislativas -puesto que el Decreto se basa en reformas que la Asamblea aprobó y publicó recientemente- la necesidad de incluir en el debate las condiciones de salud mental, violencia doméstica, contexto social, nivel de corrupción y fragilidad de las instituciones nacionales, han expresado su preocupación.
El tema posee múltiples aristas que ameritan una profunda discusión, que no tuvo lugar ni en el debate legislativo ni en el decreto presidencial. Sin embargo, es funcional como un distractor del ciclo noticioso. (O)