María Pugo tiene 57 años. Día a día labora en el campo en el cultivo de productos agrícolas, en la crianza de animales menores y se encarga también del cuidado de su familia. Como mucha mujeres del sector rural, inicia su jornada a las 05:00, prepara el desayuno, envía a sus hijos a clases y se dedica a sus actividades.
“Toda la vida hemos estado en la agricultura. Es un trabajo duro, hay que preparar la tierra para sembrar, hacer los abonos, encargarse del riego. Todo esto se hace para sacar las cosechas, porque sin los debidos cuidados se pierde”, explicó María, quien se desempeña como presidenta de la ‘Asociación Señor de los Milagros’, de la comunidad Puca Cruz, de la parroquia El Valle.
Rosa Tacuri, agroproductora de la parroquia San Joaquín, resaltó que, en general, las trabajadoras de los campos son la base fundamental para abastecer de alimentos a la ciudad y tienen un impacto en la economía familiar, local y nacional.
Y es que las mujeres contribuyen a la seguridad alimentaria, a la agricultura familiar y al desarrollo rural. Sin embargo, se enfrentan aún a la discriminación y la desigualdad de género.
Las dificultades que atraviesan para acceder a la educación, la propiedad de tierras, la maquinaria agrícola y otros bienes fundamentales para cosechar los alimentos se traducen en que, una parte fundamental de la mano de obra de la cadena alimenticia ve limitada su capacidad de desarrollo y producción, señala un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Azuay
Una investigación publicada en la revista Maskana de la Universidad de Cuenca, en 2019, señala que las organizaciones agrícolas de la provincia del Azuay están conformadas mayoritariamente por mujeres, en un porcentaje del 72,53%; que representan 2.632 mujeres, de un total de 3.629 personas que las conforman.
También agrega que, aunque en las directivas se visualiza que las mujeres están presentes por mayoría, los hombres ocupan el cargo directivo más alto: la Presidencia, desde donde se toman las decisiones, en un 57,99% con respecto a las mujeres, quienes se desempeñan principalmente como tesoreras en un 77,38%; secretarias en un 87,5%; y vocales en un 57,69%.
El estudio difundido por la FAO la semana pasada, el primero que realiza en este ámbito desde 2010 a nivel mundial, pone de relieve las graves desigualdades sociales y económicas a las que se enfrentan las mujeres en el sector agroalimentario.
“La igualdad de género en la producción agrícola sacaría de la inseguridad alimentaria a 45 millones de personas que se encuentran en esta situación y aumentaría el PIB global un 1%”, destaca la FAO.
Ferias
Ángel Morocho, preside la feria de agroproductores de AgroAzuay. Señala que alrededor de 200 carpas se ubican entre sábado y domingo en el lugar, entre las 06:00 y 13:30, para comercializar productos orgánicos.
“La mayoría son mujeres. Hoy la vida está un poco más dura debido a que hay esposos que han migrado y las mujeres se han quedado en el trabajo. Algunas siempre habían querido salir, no lo habían hecho, a algunas no las dejaban, pero hoy están en estos espacios. Ellas incentivan la agricultura”, indicó Morocho.
Teresa Peralta, de la parroquia Chiquintad, también es vendedora en la feria del patio-taller. Ella señala que, sí hay iniciativas desde varios sectores por impulsar la participación, inclusión y equidad de género, en las labores del campo, pero aún hay varios retos que se deben superar, sobre todo, en los ámbitos económico y financiero y en acceso a tecnologías, entre otros. (I)
13,9%
de agricultoras son remuneradas y la brecha de género es del 21,2% en Ecuador. Los hombres reciben 74 dólares más, que las mujeres rurales, según la Estrategia Agropecuaria para Mujeres Rurales 2020.
DATO
- La FAO destaca la especial vulnerabilidad de la población femenina en momentos de incertidumbre y crisis económica, en los que son las primeras personas en sufrir el desempleo.
