Vergüenza para Ecuador

Marco Carrión Calderón

No de otra forma se puede llamar a lo que estamos viviendo en estos días en que una serie de fulanas y fulanos se aprestan a lanzar una campaña para promocionar sus nombres para las candidaturas a las más altas dignidades políticas del país. Varias veces nos hemos preguntado con algunos amigos ¿por quién podremos votar? No somos de los que aspiran a que gane fulano, zutano o mengano para aspirar a posiciones burocráticas o para conseguir dinero del Estado gracias a una serie de pillerías de las que nos hemos acostumbrado a saber desde que comenzó la década perdida y robada. Somos testigos del desastre que nos ha tocado vivir cuando unos fulanos iguales o peores a los de esta elección, han trepado a cargos de poder de los cuales han salido enriquecidos. Los enjuiciamientos en su contra de nada han servido pues en la gran mayoría de casos o viven en el exterior, prófugos, o han ido a la cárcel poco tiempo y en ningún caso han devuelto un solo centavo al Estado.

Por principio se debería confiar en quienes dizque son políticos, pero desventuradamente en nuestro desventurado país sucede lo contrario, hay que desconfiar de esa gente. Recordemos en la historia reciente lo que nos ha sucedido. Correa, el que decía tener un gobierno de manos limpias y corazones ardientes resultó ser el padrino de una mafia de ladrones y de ineficientes; Moreno, el que nos embaucó diciéndose liberador de aquella mafia, había sido un capo de quienes ahora han sido descubiertos como corruptos en extremo y lavadores de dinero, con su empresa “Inapapers”. El actual Presidente Lasso que se presentó como un perfecto conocedor de los problemas nacionales y de las soluciones para aquellos, resultó haber sido un buen gerente de Bancos, pero incapaz de manejar un país.

Es repudiable escuchar y ver tantos “políticos” actuales, irresponsables, tratar de convencer a la gente de que ellos podrían rescatar al país mediante promesas que en absoluto piensan cumplir. Y claro que, al fin de este proceso ridículo, obtendrán los votos que obligatoriamente, no por voluntad, tienen que ir a depositar los ciudadanos, muchísimos de estos, personas sin la adecuada preparación para discernir lo que es falso y engañoso. (O)