Los “delitos violentos y las muertes por conflicto” ubican al Ecuador en el puesto 94 de los países más seguros y pacíficos del mundo, 24 puestos menos con relación a 2022.
Esta es la medición del Instituto de Economía y Paz a 163 Estados para elaborar el Índice de Paz Global.
Para tal propósito, toma en cuenta factores como los “conflictos internos, criminalidad, inestabilidad política, grado de militarización, número de personas encarceladas y la facilidad del acceso a armas”.
Semejante ubicación en ese ranking, confirma el alto grado de violencia criminal, fomentada por grupos delictivos ligados al narcotráfico a gran escala, extorsionadores, y más bandas del crimen organizado.
Aún así, y como una especie de consuelo, para el citado Instituto, en el contexto latinoamericano nuestro país tiene un nivel de paz “medio”; en términos numéricos está en el sexto puesto de un total de once.
El país más seguro sigue siendo Uruguay, seguido de Argentina y Chile. Este último país, en estos meses es víctima de la violencia criminal, a cuya contención se esfuerza el Gobierno para evitar el desborde, como lamentablemente ocurrió en el Ecuador, sobre todo cuando el actual Régimen decidió enfrentarla cara a cara.
Semanas atrás, el Gobierno de los Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos tomar precauciones al recorrer nuestro país, en especial la costa, donde la violencia criminal es más feroz, igual los robos y asaltos a mano armada.
Casa adentro, en esta época de vacaciones en la sierra, muchas familias reflexionarán más de una vez con ir a sus playas costeras de preferencia.
Ni siquiera en las vías hay seguridad. Tampoco en un restaurante, donde se puede ser “víctima colateral”; y en casa propia, si queda sola, volver y encontrarla saqueada.
A no dudarlo, un panorama de inseguridad jamás avizorado, no enfrentado a tiempo, ni con la ley en la mano, peor con políticas sociales y económicas encaminadas a impedir su germinación.
