Suicidio de las democracias

El hombre ha demostrado que es pasmosamente fecundo en recursos e inventiva en el plano de la técnica, pero estéril en el plano de la política.
La historia de la humanidad nos demuestra que, hubo gente que intentó remediar los males de un sistema creando uno nuevo, pero en el momento en que los males del viejo régimen fueron superados por los buenos del nuevo, surgieron inevitablemente otros.

Una verdad históricamente innegable es el hecho de que los seres humanos aceptan cualquier sistema de gobierno que les prometa mejorar sus condiciones de vida. Pero me parece que la verdadera naturaleza del sistema, llámese democracia o dictadura, depende de la actitud que mantenga la gente que ejerce el poder, de su preparación y de sus cualidades éticas y morales.

La democracia suministra los medios más eficaces para verificar y controlar los abusos del poder, cuando está bien concebida y ejercida por personas honestas y de probada capacidad ética y moral; constituye el sistema gubernamental más aceptable para la época actual.

En una sociedad pacifica, con un alto índice de desarrollo humano, la paz, la estabilidad social, económica y política; no dependen de la derrota o victoria de un determinado partido político; sino de la calidad de los juicios, y las decisiones, que se tomen dentro de un plan de gobierno auténticamente democrático diseñado por quienes llegan a ejercer el poder.

Se ha hablado con mucha razón del “suicidio” de las democracias, que es simplemente un final, aún, cuando en ocasiones la verdadera democracia queda oculta, disfrazada, engañada, por un Estado que actúa con un poder absoluto. Esto ocurre cuando aquel se distancia de un manejo claro y libre para imponer lo que es propio de un régimen totalitario, cuando el poder se maneja de una manera absoluta, a veces arbitraria, de acuerdo al temperamento del gobernante, y en especial cuando los ciudadanos se convierten en simples instrumentos y seres pasivos frente al poder.

Las democracias se eliminan, cuando las masas no hacen más que marchar como ovejas dispuestas únicamente a obedecer y acatar sin chistar palabra, las disposiciones y designios que surgen de la mente del gobernante.

Las democracias sin plena libertad no pueden existir, porque el verdadero poder no descansa en la voluntad popular sino en las manos del que manda.

En la actualidad se ha profundizado la brecha que hay entre las promesas de los políticos y sus realizaciones efectivas, el pueblo ha advertido la insinceridad y las deficiencias de los mismos, pero no ve la manera de elegir a gobernantes respetables y dignos.

Construir democracia, es reconocer el pluralismo de opiniones y el derecho a la crítica social y política, ES MAS QUE EJERCER EL DERECHO AL VOTO O GANAR UN PROCESO ELECTORAL; construir democracia es dialogar dentro de un marco de respeto mutuo y construir entre todos lo que es de todos. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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